Opinión
Ahora o nunca
Hay un acuerdo de paz. Bienvenido sea, hasta que lleguen los peros y todo se vuelva a retorcer. Llega el acuerdo porque Israel no podía soportar más las presiones internacionales, con lo cual, aunque llegue tarde y con demasiados muertos, es un triunfo, no de todos. Un triunfo parcial, pero un triunfo. Ahora queda, tras la devolución de los rehenes, que será un paso complejo por el dolor y las pérdidas, la reconstrucción de Gaza y decidir cómo se gestiona la creación de un Estado Palestino que acabaría con estas cinco décadas de matanzas y horror en Oriente Medio, quedando abiertas y expuestas, eso sí, todas las cicatrices que estos dos años de genocidio han tatuado en el alma de miles de gazatíes.
Es un momento de júbilo y así lo estamos viendo en la Franja, porque ven más cerca la llega de la ayuda humanitaria que ahora es realmente lo que necesitan para sobrevivir, la paz total es un peldaño más elevado que en cualquier momento puede volver a quebrarse y ellos lo saben, Hamás lo sabe, Netanyahu lo sabe y el mundo lo sabe.
Alrededor del conflicto en Gaza ha habido mucha tensión, porque mientras la población veía cómo se asesinaba en directo a niños, niñas, mujeres y hombres con total impunidad, en España, al menos, hemos asistido a un tenso y bronco debate político, en el que mientras el Gobierno y sus socios hablaban de genocidio, de la necesidad de un Estado Palestino y de un embargo de armas a Israel, la oposición ha mantenido su pulso, su oratoria y sus votos protegiendo a Israel, negando la existencia de un genocidio y de forma incomprensible valorando más la vida de los secuestrados por Hamás que la de los más de 65.000 gazatíes asesinados.
Resulta incomprensible, como resulta incomprensible ver cómo se ha tildado de terroristas a personas que reclamaban una Palestina libre o que han intentado hacerse oír con acciones puntuales en la Vuelta Ciclista a España, no porque tuvieran nada contra el ciclismo ni los ciclistas, sino porque era necesario que el mundo tomase conciencia y aquel escaparate resultó perfecto. Y poco a poco hemos tomado conciencia y ahora, tanto Netanyahu como Hamás, saben que el tiempo de descuento ha comenzado, que el camino es estrecho porque ellos mismos lo han ido estrechando hasta hacerlo insufrible y angosto y también saben que es ahora o nunca.
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