Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Opinión

Joyce

Antes de embarcarse en la escritura de Ulises, James Joyce acometió otros muchos proyectos literarios, entre los que destaca una colección de relatos verdaderamente sobresaliente.

Uno de ellos, el más largo -y de los mejores-, se titula Los muertos. Acaba de ser editado por separado por el sello Nórdica, con traducción de Maite Fernández e ilustraciones de Emilio Urberuaga.

Se trata de una narración portentosa, en la que Joyce, previamente a adentrarse en los terrenos de la experimentación lingüística y estructural, demostró que podía y sabía escribir como un clásico.

Los muertos cuenta lo que sucede en un día de celebración en el seno de una familia irlandesa. Alrededor de una docena de personas, unidas por lazos de parentesco o amistad, se citarán en una casa de Dublín para celebrar el cumpleaños de una anciana dama. Dos generaciones confluirán allí con sus claramente diferenciadas actitudes y opiniones en muchos de los temas que se expondrán y debatirán, pero ensambladas por el espíritu de lo que podría llamarse el «ser irlandés», un amor compartido hacia su patria y a lo que implica para cada uno, desde el acento o los giros verbales a las melodías y canciones de sabor celta a interpretar tras el banquete de celebración.

Con una prosa exquisita y una extraordinaria plasticidad, Joyce consigue llenar ese salón de ideas y recursos, invitando a interactuar a los presentes en una escena coral de gran complejidad, una especie de plano-secuencia narrativo en el que la acción no se detendrá un segundo, una frase, puesto que todos respiran, todos viven, pero sintiendo de manera distinta, individual, la alegría de la reunión y las esperanzas que esa euforia en cada cual despertaba.

Cuando caiga la noche y los invitados vayan retirándose, una joven pareja se encaminará hacia un hotel para pasar la velada. No tanto, sin embargo, con la pasión que cabría presumirles como con un fondo de angustia, cuya causa no se entiende a la primera. Será en la habitación de ese hotel, iluminada apenas por una farola que da a un viejo cementerio, cuando el secreto salga del pasado de la mujer, de su adolescencia, arrojando graves sombras sobre el presente y la madurez de su amor...

Una deslumbrante lectura.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents