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Opinión | ESPECIAL DÍA DEL PILAR

El gran salón de Zaragoza

La plaza del Pilar es y será el mejor símbolo de una ciudad que ha encontrado en este espacio su epicentro emocional, cultural e histórico, y en el que los zaragozanos han vivido momentos únicos e irrepetibles. EL PERIÓDICO DE ARAGÓN repasa el origen, la transformación, los grandes protagonistas y los acontecimientos acaecidos en el rincón más universal de Aragón.

Hay espacios que están íntimamente ligados a las ciudades, pero también guardan un estrecho vínculo emocional y afectivo del que resulta imposible desprenderse. ¿Quién no recuerda al niño que corretea detrás de una paloma con una sonrisa en su cara sin poder darle alcance? ¿Quién no guarda en su retina un concierto, una manifestación, un pregón o una larga noche en uno de los lugares más icónicos de España? ¿Quién no ha sentido alguna vez el retumbar de las campanas de la basílica, el cierzo entrando de lleno en el cuerpo, el sabor del roscón de San Valero en un frío mes de enero o el aroma que desprenden las calles aledañas al Pilar? ¿Quién no tiene una foto en alguno de los rincones del mayor salón de la capital aragonesa? Las respuestas a todas estas preguntas conducen a un mismo lugar: la plaza del Pilar de Zaragoza, uno de los lugares que indiscutiblemente hacen sentir a uno como en casa.

EL PERIÓDICO DE ARAGÓN ha querido dedicar el suplemento especial del Día del Pilar a la plaza de todos los aragoneses, el símbolo universal de una ciudad donde se acumulan recuerdos, cultura, patrimonio, devoción, emociones, acontecimientos históricos y momentos irrepetibles. Por eso, y por todo lo que supone de carga emocional para todos y cada uno de los zaragozanos y aragoneses en un día tan señalado como hoy, en el que miles y miles de ciudadanos y oferentes venidos de todos los rincones del mundo llenan de luz, sonido, color, olor y emociones un lugar único.

Este suplemento subraya también el compromiso de este diario con la ciudad y con quienes formaron parte de un proyecto que ha ido creciendo y transformándose con el paso de los años hasta consolidarse como una ventana de Zaragoza al mundo. Porque la plaza del Pilar es, ante todo, una herencia de todos y un patrimonio que se dejará como legado a las generaciones futuras. Allí fue donde se rodó la primera película en la historia cinematrografía española, lo que la une para siempre al séptimo arte. Porque hacer un recorrido por la plaza del Pilar es, además, sumergirse en la historia. Son múltiples los calificativos que se le pueden asignar a este espacio, pero uno de ellos es su monumentalidad, con edificios como la basílica del Pilar, el Ayuntamiento de Zaragoza, la iglesia de San Juan de los Panetes, La Lonja, la catedral de La Seo, la delegación del Gobierno, los antiguos juzgados, el Museo del Foro romano, el Monumento a Goya, la Fuente de la Hispanidad y otros edificios que la hacen acreedora del título de gran embajadora de la capital aragonesa.

La plaza del Pilar de Zaragoza, cuyo origen parte de aquel pequeño templo de Santa María, tiene pasado, pero sobre todo alberga mucho futuro con acontecimientos que están a las puertas de celebrarse como la celebración del bicentenario de Goya en 2028 y el bimilenario de la Venida de la Virgen en 2040. Son dos de los hitos en el horizonte que están por llegar y que dejarán tras de sí el transcurrir del tiempo y la evolución urbanística de una ciudad que amanece cada día con la intención de ser un gran referente europeo, en el que conviven dos catedrales a escasos metros la una de la otra, algo poco común.

La Zaragoza moderna y vanguardista tiene en la plaza del Pilar su mejor escaparate, en el que cabe todo, ya que se ha convertido en el epicentro de las fiestas del Pilar, punto neurálgico de celebraciones como Navidad, Semana Santa y San Valero, y un espacio en el que late el corazón de los zaragozanos, ya sea por la celebración de logros deportivos como la Recopa del Real Zaragoza, para protestar en forma de manifestaciones para rechazar el trasvase del Ebro, para reivindicar el Estatuto de Autonomía de Aragón o lanzar un grito unánime en contra del terrorismo de ETA. La plaza, en definitiva, refleja el sentir de una tierra que no se conforma, que lucha por los derechos sociales, la paz y la convivencia.

Todos los que han contribuido a que sea hoy lo que es la plaza del Pilar tienen su espacio en este suplemento especial, en el que se analizan sus orígenes y transformación, sus principales arquitectos, su patrimonio, los grandes eventos que han jalonado su historia, sus negocios históricos, el día a día de sus vecinos, sus lugares más recónditos y misteriosos, pero también las visitas más ilustres, así como las grandes anécdotas. Este documento, en definitiva, es una joya para guardar y conservar porque se ha confeccionado desde el cariño, el recuerdo y la necesidad de que Zaragoza se reivindique como lo que es, una gran ciudad, con la plaza del Pilar como punto de encuentro.

¡Feliz Día del Pilar!

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