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Opinión | Virando a babor

Miserias y mediocridades

Me preguntan a menudo por qué últimamente opino poco sobre lo que pasa en nuestro entorno más inmediato. Y suelo responder que con lo que nos estamos jugando en un mundo globalizado y su reflejo en la política nacional, paso de las miserias y de la mediocridad del discurso político en estas tierras de polvo, niebla, viento y sol que cantaba Labordeta. La omnipresencia del señor Azcón y sus peroratas me empalagan, me empachan, me aburren. Detesto su política de vuelo bajo, habitualmente faltona y provocadora. Los del síndrome postaborto fueron sus amigos de Vox y del PP en Madrid. No fue Pedro Sánchez el que trajera otra vez el tema. Fueron ellos. Por eso Azcón distorsiona, retuerce el argumento y acaba faltando a la verdad. Es sólo un ejemplo. Ya no veo Aragón TV. Por la plaza del Pilar, la última metedura de pata de la alcaldesa también es paradigmática del talante. No se conforma con romper usos y tradiciones para no contaminarse con la Casa de Palestina, sino que critica a posteriori a los magníficos pregoneros. Los pregoneros de los años próximos, ya saben: tendrán que pasar la censura previa o leer el discurso que les preparen (nada de puntos violeta ni casas de juventud), y tendrán que acabar con gritos de ¡viva la alcaldesa! Eso le haría feliz y le parecería elegante. Y en el lugar más alto en el pódium de la mediocridad, los de Vox. Los herederos de aquello de la conjura judeo-masónica ahora son sionistas hasta el tuétano y no pierden ocasión, sea en las Cortes de Aragón, en el ayuntamiento o provocando a las puertas de la Casa de Palestina, de hacer patente su islamofobia. Siembran odio, esa es su aportación a la convivencia. Son antisistema y si pudieran, derogaban la Constitución. En fin, un peligro para la democracia. La incapacidad de entender lo que es un genocidio, su desprecio a la vida humana, la de los 67.000 gazatíes asesinados, es la misma por la que negaban los campos de concentración y el genocidio de los nazis. Está muy bien que la Casa de Palestina fuese premiada y por lo mismo, por el reconocimiento a cualquier luchador por la libertad de su pueblo, mis respetos y aprecio a Ibrahim Abiat, su digno presidente.

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