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Opinión | Firma invitada

El plan de paz de Trump no posibilitará un Estado palestino

Pocos, posiblemente nadie cree que el llamado «plan de paz» de Donald Trump para Gaza vaya a posibilitar la creación de un Estado palestino.

Uno de los escépticos al respecto es el conocido economista estadounidense de la Universidad de Columbia y asesor de la ONU Jeffrey Sachs.

Para Sachs, lo único positivo de ese plan es que obliga a los israelíes a poner fin al genocidio al que se han dedicado los dos últimos años con “maníaca obsesión”.

Pero ni Israel ni su principal apoyo, Estados Unidos, tienen la menor intención de permitir la creación un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967.

Según el economista norteamericano, Hamás es solo uno de los diversos grupos militantes que luchan por ese objetivo aunque ha servido a Israel de pretexto perfecto para su campaña genocida contra los palestinos.

Y si Israel ha aceptado al menos la primera parte del plan de paz de Trump, la relativa al alto el fuego y la liberación de los rehenes, es sólo por la creciente presión internacional, que ha aislado a ese país.

Cientos de miles de personas en Europa han participado en manifestaciones e incluso en huelgas para denunciar la carnicería cometida diariamente por Israel en Gaza. Y también en EEUU el apoyo a Israel no ha dejado de caer. Pero nadie cree que, una vez liberados los rehenes vivos o muertos en poder de Hamás y los miles de rehenes palestinos– es decir los encarcelados por Israel- vaya Hamás a aceptar su total desarme porque no se fía del Gobierno israelí, que podría reanudar la guerra en cualquier momento.

La única confianza que pueda tener Hamás, dice Sachs, se debe a que junto a EEUU e Israel, el acuerdo haya sido firmado también por Egipto, Qatar, Turquía, Arabia Saudi, Pakistán y otros. Países con gobiernos, todo hay que decirlo, aliados de Washington y por tanto poco de fiar.

En dos años de bombardeos sin cuartel, que han destruido totalmente la franja de Gaza, el Estado sionista no ha logrado su proclamado objetivo de derrotar a Hamás.

Lo cual no impide que esta organización está exhausta y no pueda exigir más sacrificios a su pueblo, que ha sufrido no sólo la destrucción de sus hogares, sino la muerte de más de 68.000 personas, en su inmensa mayoría civiles.

Sachs tiene una singular explicación para el hecho de que Israel haya decidido llegada la hora de poner fin, al menos de momento, a la masacre.

Y así recuerda que el jefe de los servicios de inteligencia israelíes declaró en una ocasión que por cada judío asesinado por Hamás el 7 de octubre de 2023 debían morir cincuenta palestinos.

Y si se multiplica por cincuenta el número de víctimas judías en aquel atentado, se llega a una cifra aproximada de 64.000 palestinos, con lo que ya se habría cumplido aquella amenaza.

Es sabido que los elementos ultrarreligiosos del Gobierno de Netanyahu suelen recurrir al Viejo Testamento para explicar muchas de sus acciones, y en los textos bíblicos no escasean por cierto los genocidios.

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