Opinión
Tiranos fascinantes
La mezquina reacción de muchos políticos a la concesión del Nobel a María Corina Machado, apoyando de manera indirecta, pero clamorosa, a Nicolás Maduro, (¿a fin de que siga robando elecciones?), tiene que ver con un síndrome antiguo como la humanidad, que podría denominarse como «la fascinación del tirano». No solo Maduro la inspira; igualmente Putin, Bin Salman o Donald Trump, todos ellos dirigentes despóticos, cuyo autoritarismo solo cede ante su voluntad cuando cambian de opinión, si es que la alteran.
Rudiger Safranski, uno de los máximos expertos del romanticismo alemán, relataba la anécdota de un Hegel terminando de redactar su obra cumbre, Fenomenología del espíritu, justo cuando los franceses, con Napoleón al frente, conquistaban Jena, ciudad de residencia del viejo y venerado pensador alemán. Temiendo que su casa resultase incendiada, como ya lo habían sido las de los barrios periféricos, Hegel agarró el manuscrito y lo puso en lugar seguro.
Pudo ver a Napoleón, a lomos de su blanco corcel, inspeccionando las ruinas de la ciudad que acababa de rendir y, aunque estaba frente al heraldo de la destrucción, al cruel general que había destruido y humillado a su país, Hegel no dejó de experimentar una irrefrenable admiración hacia «la magnífica figura» del emperador. Una fascinación a la que tampoco escaparían Goethe, Schopenhauer y otros artistas y pensadores de la época.
Asimismo Safranski recogía otro caso de inexplicable admiración hacia la fuerza militar, de la que no parecen estar exentos ni siquiera los espíritus más críticos. En aquella circunstancia, era Heinrich Mann quien sentía una ilimitada veneración hacia un teniente que lo martirizaba bajo sus órdenes.
La duda de fondo en todos estos ejemplos y otros muchos que podríamos aparejar estriba en delimitar o entender la sumisión de un espíritu libre a otro marcial. Verificando, si ello es posible, hasta qué punto una inteligencia independiente es susceptible de voluntariamente plegarse, someterse a una colección de personajes tan crueles como Franco, Pinochet, Videla, Lukashenko, Daniel Ortega… Por muchos entorchados y puntas de estrellas que luzcan las guerreras de las dictaduras, de las tiranías o de las «purgas» ordenadas contra los «enemigos», ¿por qué se admira a un dictador?
Suscríbete para seguir leyendo
- El futuro de Rubén Sellés, la broma de Bakis y el engendro de Txema Indias en el Real Zaragoza
- La ginecóloga de Zaragoza que superó una tetraplejia: 'Me fui andando del hospital de parapléjicos de Toledo
- El Real Zaragoza pierde otra vida en Granada (3-1)
- Elena dice adiós a toda una vida en su tienda de decoración en el centro de Zaragoza: 'Me da pena porque tenemos muchos clientes
- La invasión de 'bloques cebra' llega a Zaragoza: 'No es estética, es pasotismo
- La crónica del Surne Bilbao Basket-Casademont Zaragoza: desastre total (106-75)
- El balneario más deseado de Aragón en otoño tiene una cueva termal y lagos naturales al aire libre
- El médico rural que 'revienta' la sala Oasis con un festival indie autogestionado
