Opinión | Apuntes al margen
Fuego, inundaciones y resiliencia
Hemos tenido el peor verano del siglo en lo que a incendios se refiere. Y desde que hay registros, solo 4 años han quemado más hectáreas que este. No obstante, el año en curso aún no ha acabado. Y parece que se veía venir. En conversaciones con amigos y familiares allá por abril y mayo, ya había quien comentaba que con todo lo que había llovido crecería mucha maleza que luego en la canícula se convertiría en combustible. Yo no sé si ese es el factor principal, pero tiene pinta de que algo ha debido contribuir. Desde luego llama la atención otro factor, los incendios han coincidido con la tercera ola de calor más larga desde que hay registros en nuestro país. Y hay un dato que es estremecedor: entre 1975 y 1999 hubo 44 olas de calor. Entre el 2000 y el 2025 hubo 90. El doble de olas y además su duración es cada vez mayor. Hace ya mucho tiempo que los científicos avisaron de que una de las características del cambio climático iban a ser fenómenos climáticos cada vez más extremos. Ya sean sequías, olas de calor o inundaciones y parece que el fenómeno se acelera, ahí están las danas de Valencia y Azuara, por ejemplo. Lamentablemente, este año se han vuelto a alcanzar temperaturas enormes en el Mediterráneo y hemos vuelto a tener danas muy potentes. Aumento de temperatura del mar no implica automáticamente danas, pero es más fácil que te toque la lotería si compras más décimos. En este caso, si hay mucha agua en la atmósfera es más fácil que haya un diluvio. Volviendo a los incendios. Tenemos que aceptar que, con un crecimiento de las temperaturas extremas y un aumento de la superficie boscosa por abandono de tierras de cultivo, lo más probable es que haya más incendios. Así podemos concluir que con el cambio climático no nos va a quedar otra que adaptarnos a lo que viene o salir escaldados. En este sentido es importante volver a pensar en términos de resiliencia. Hemos oído decir que es muy caro mantener un bombero cuando no hay un fuego. Lo mismo podríamos decir de los militares cuando no hay guerra o de las fábricas de mascarillas cuando no hay una pandemia de covid. Esto de la resiliencia se hace soportando costes que en principio no parecen muy eficientes pero que no queda otra que gastar para que cuando hace falta estemos preparados. El problema es que la resiliencia casa muy mal con las bajadas de impuestos. Al final habrá que elegir pagar menos impuestos y que cada uno se busque la vida si se quema el pueblo o gastar en extinción, pero sobre todo en prevención y adaptación.
Suscríbete para seguir leyendo
- Dimite un alto cargo de Educación del Gobierno de Aragón y señala a Tomasa Hernández: 'En los momentos complicados he sentido una falta de respaldo a mi gestión
- El bar del campo del Valdefierro en Zaragoza o el triunfo de la 'cabezonería': 'Viene gente del barrio y de otros clubes a almorzar
- El fichaje relámpago de David Navarro, el futuro de Rubén Sellés y la historia del Real Zaragoza en juego
- La crónica del Casademont Zaragoza-Unicaja: sopapo a triplazo limpio (79-86)
- Muere un ciclista tras ser arrollado por una furgoneta cerca de Tarazona
- Un restaurante de Zaragoza denuncia una reserva fantasma de 30 comensales: 'Es una falta de respeto
- La ermita románica de un antiguo monasterio escondido entre bosques del Pirineo que debes visitar este otoño
- Homicidios investiga el incendio de un garaje en la avenida Cesáreo Alierta
