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Opinión | Con sentido / Sin sentido

El gran videojuego

Todo parece un videojuego. Trump ha convertido su ejercicio imperial en eso: gobierna para el impacto de las imágenes y de los titulares. Que si una conversación telefónica con el zar Putin, que, aunque no llegue a nada, tiene en vilo al mundo, que si una amenaza arancelaria a la díscola España de imposible viabilidad (se negocia con la UE), que si ahora cerco a las ciudades demócratas y meto en vereda a los wokes, que ahora traigo blanquísimos emigrantes afrikáners mientras persigo a los de color... Todo son gestos para la galería con dudosos resultados más allá del impacto mediático. El más sonado ha sido el llamado plan de paz para Gaza. Su puesta en escena fue diseñada con esmero: la entrega de rehenes coincidió con la llegada de Trump a Israel, donde fue aclamado por el parlamento (excepto un izquierdista que fue expulsado), y luego en Egipto por los principales mandatarios mundiales que rindieron tributo al emperador «pacificador». Esas imágenes del macho alfa glorificado eran lo buscado y lo que se quería transmitir a esos votantes partidarios del Great America again. Objetivo cumplido en los media, pero la paz es algo distinto. Es cierto que han cesado (no del todo) las armas, aunque hasta cuándo, con qué garantías, con qué viabilidad para Gaza y los territorios ocupados. ¿Cómo puede compaginarse la voluntad «pacifista» del candidato al Nóbel con la felicitación a Netanyahu en su parlamento por haber hecho un buen trabajo en Gaza? Dónde está el recuerdo a los 68.000 masacrados en la franja, que no dejan de aumentar ahora incluso. No son stunts de un videojuego, sino seres de carne y hueso, cuyo sacrificio exige justicia: que paguen los que han ejecutado y apoyado/tolerado (los presidentes estadounidenses) ese genocidio. Pero esa trama de guión no está prevista en el gran videojuego planetario dominado por el Gran Villano de la Casa Blanca.

En España también nos apuntamos a la moda. El Planeta se ha concedido este año a un tertuliano de la televisión que pertenece al grupo que convoca el millonario premio. No ha destacado Juan del Val en el mundo de las letras, pero es de la casa y esposo de otra presentadora A3 media. Hace tiempo que el más dotado de nuestros premios literarios se ha supeditado al negocio y a las celebrities de la cuadra propia; o más bien pocilga, por la pestilencia literaria a la que nos tiene acostumbrados últimamente. Lo que queda en este videojuego es el impacto y la cuenta de resultados, la literatura, como la verdad, es para los que todavía viven en el mundo real.

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