Opinión | Salida de emergencia
Una brecha territorial evidente
No vale poner al cáncer de mama en el centro de un debate estéril, político y partidista, es preciso abordar lo que se puede y debe hacer para la prevención
El fallo en los cribados en Andalucía ha puesto sobre la mesa un tema que produce sonrojo, indignación y mucho cabreo, porque da igual que nosotras lo hagamos bien, si es la administración y nuestro sistema sanitario el que lo hace mal. Dicen los datos que en Andalucía 2.000 mujeres no recibieron aviso tras obtener resultados «no concluyentes», en la Comunidad Valenciana 90.000 mujeres en 2024 quedaron sin ser citadas y en Cantabria, Izquierda Unida ha denunciado ante Fiscalía los retrasos en los diagnósticos de las mamografías, donde alrededor de 4.000 mujeres están pendientes de resultados.
Estos son los datos que conocemos hasta el momento, pero es posible que haya retrasos y fallos en los cribados en otras comunidades autónomas, porque decididamente en los últimos años nuestro sistema sanitario, que es competencia de estas, ha olvidado lo que en la década de los 90 se tatuó en la piel de las mujeres mayores de 30 años: «la prevención salva vidas y permite detectar un 90% de los tumores antes de que sean visibles». Y por eso somos tan cuidadosas con nuestras revisiones y por eso nos fiamos plenamente de nuestro servicio sanitario que nos protege para que la vida sea más plena y la enfermedad menos combativa. Y por eso cuando afloran estas noticias las lágrimas de las mujeres afectadas por las cosas mal hechas, no por ellas, sino por quienes deberían velar por nosotras, se rompen y se extienden entre todas las mujeres que somos ese delicado eslabón sujeto a la suerte o la mala suerte que otros reparten condenando o salvando. Porque la situación en España con respecto a la prevención del cáncer de mama es del todo injusta, ya que mientras algunas comunidades tienen una tasa del 100% en las pruebas diagnósticas entre mujeres de 50 a 69 años, incluso algunas comienzan los cribados a los 45, solo cinco, otras no alcanzan esas cifras o cometen fallos que se cuentan en vidas.
Es preciso que el Ministerio de Sanidad unifique criterios y los cribados comiencen a los 45 y hasta los 74, tal y como solicitó en septiembre de 2022 el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer, al igual que es necesaria una inversión pública sostenida en investigación, en sanidad y en políticas que prioricen el desarrollo de tratamientos innovadores. No vale poner al cáncer de mama en el centro de un debate estéril por ser solo político y partidista, es preciso abordarlo desde todo aquello que se puede y debe hacer para la prevención, apostando por la investigación y cuando llega el caso cuidar la vida de las mujeres en su camino por la enfermedad de una forma multidisciplinar.
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