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Opinión

¿Para qué convocar elecciones?

Es posible que como ocurre a menudo en esta crónica política al minuto, los árboles no dejan ver el bosque. Estamos tan enfocados en los detalles, en la política declarativa que se pierde de vista el panorama general. ¿Qué gana Jorge Azcón disolviendo y convocando elecciones?

Las elecciones anticipadas son un recurso deseado para aprovechar un momento favorable para el partido gobernante. Si el partido en el poder disfruta de alta popularidad o ha logrado resultados positivos recientes, en el caso de Aragón, las inversiones económicas, puede convocar elecciones anticipadas para capitalizar ese apoyo antes de que cambie el clima político.

Pero es que en cuestión de tres meses los vientos han girado de rumbo, un PSOE nacional hundido resucita, un liderazgo nacional del partido popular en caída libre, los errores de gestión en Castilla y León, Valencia y Andalucía que aúpan a Vox en todo el país a los mejores datos de su existencia. El momento oportuno de junio ha pasado y aunque todo puede cambiar en cuestión de semanas de nuevo, octubre se ve más como el comienzo de un periodo de resistencia

Hay un claro bloqueo legislativo en las Cortes de Aragón, con la ley de presupuestos por bandera, y si en un sistema parlamentario hay conflicto entre el ejecutivo y el legislativo, anticipar elecciones puede renovar el mandato y desbloquear la situación. Pero en el caso en el que nos encontramos no será así, porque el desbloqueo no sería tal, a no ser que las encuestas fallen estrepitosamente. PP y Vox se necesitarán en una nueva investidura, solo cambiaría cuales serían los números de dependencia de uno frente a otro.

El control del calendario político no es aquí tan importante porque no se espera una situación económica o social que empeore rápidamente, ni la renovación de un nuevo liderazgo interno que nadie pone en duda. La variable de consolidación del liderazgo está justo enfrente, en la oposición, y cuanto más tiempo pasa, más se engrasará la máquina del nuevo PSOE aragonés.

Por el contrario, una imagen de inestabilidad política, de la que el presidente Azcón huye, no sería beneficiosa en las inversiones mil millonarias extranjeras, dejando un vacío de poder de un mínimo de 4 a 6 meses. Hay que manejar además con cuidado la percepción de la ciudadanía del uso del oportunismo político que puede aumentar el cinismo y la desafección política. Y sobre todo, si no cambia sustancialmente la correlación de fuerzas seguiríamos en el bloqueo político o incluso a una situación más fragmentada. Obligados a entenderse ¿para qué después de las elecciones y no antes?

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