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Opinión | EDITORIAL

Un freno en la construcción

La crisis de acceso a la vivienda que vive el país ha convertido en una exigencia para administraciones y promotores incrementar la oferta. La construcción, pues, con una demanda ascendente que bebe tanto de la necesidad de incrementar el parque disponible de vivienda asequible al ritmo que se han comprometido las administraciones como de las oportunidades de negocio, se halla en un momento apropiado para que el sector se expanda a partir de unas cifras hoy absolutamente insuficientes. Las viviendas de obra nueva construidas en 2024 están muy lejos de las cifras que se barajaron en plena burbuja inmobiliaria: no llegaron a las 100.000.

El mercado está en expansión, pero ha de ir más allá. No obstante, se encuentra con varios cuellos de botella. Parte del problema estriba, por supuesto, en la falta de suelo edificable y en las trabas burocráticas, pero también en la escasez de trabajadores, especialmente los calificados, en una perspectiva de futuro que no es especialmente halagüeña ante la perspectiva de jubilaciones y por la poca renovación del personal. Se da la paradoja de que, en el conjunto de España, hay más vendedores de pisos –en un entorno en el que priman las transacciones con viviendas de segunda mano– que durante el periodo álgido de principios de siglo, pero menos personal cualificado que pueda construir los que se necesitan. Otra paradoja fruto de esta situación: mientras han aumentado los ingresos de los agentes inmobiliarios, en cambio la capacidad adquisitiva del personal técnico y cualificado de la construcción se han ido reduciendo, restando capacidad de atraer candidatos.

El mercado dirá si la presión de la falta de personal arrastrará un incremento de los sueldos para los trabajadores. Pero también son necesarias actuaciones proactivas, una reconsideración general de la situación que convierta en más atractiva la posibilidad de trabajar en el sector. Los datos que conocemos en relación a la demanda de la FP dedicada a la construcción y a la obra civil son de los más bajos en este ámbito educativo. Al mismo tiempo, las empresas prevén nuevos tipos de construcción que tendrán, tanto por necesidad como por la mejora de los procesos de edificación, un talante más tecnológico y sostenible, con más automatización y flexibilidad laboral, hoy más difícil de satisfacer, pero quizás más atractivo para atraer nuevas vocaciones.

El ascenso de la presencia de mujeres en el sector será otra de las claves del futuro. Aunque han aumentado su porcentaje (el 11% de la ocupación femenina es el mayor de la serie histórica), la realidad está muy lejos de la paridad, especialmente a pie de obra y en oficios especializados o entre el personal cualificado, con solo un 6,2% del total de las mujeres que trabajan en empresas de construcción. Hay un amplio campo por transitar, puesto que entre los estudiantes que eligen optar por la FP de la rama constructiva solo un 2% son chicas, mientras que ellas son una notable mayoría en otras alternativas educativas. El estigma de considerar la albañilería, la fontanería y la pintura, pero también las labores técnicas, como un espacio reservado a los hombres, tendría que desaparecer, pero solo va a poder ser así a partir de una dinámica que establezca referentes visibles con una orientación laboral que incorpore la mujer de manera efectiva.

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