Opinión | EL ÁNGULO
Ese señor del que me habla
Ni un resquicio de autocrítica, solo acusaciones a las demás administraciones o adjudicación de responsabilidades a los miembros de su propio gobierno
En unas semanas, Carlos Mazón pasará a ser para sus excompañeros y medios afines un ser invisible del que tienen un ligero recuerdo, apenas la nada. Los que le aplaudieron, abrazaron hasta el día del funeral de Estado, algunos perceptiblemente más incómodos que otros olvidaran el apoyo prestado durante un año ignominioso.
No se lo ha puesto fácil a todos los que tenían que defenderle, la insistencia en permanecer en el puesto esperando que una reconstrucción milagrosa hiciera olvidar las vidas humanas perdidas. El ladrillo y la especulación siempre ha tenido mucho poder en este país, pero tanto como para tapar la indignación de las víctimas fue una previsión mal calculada. Las mentiras desde el inicio y las múltiples versiones en las que se fue enredando a medida que el proceso judicial se abría paso, y los subordinados decidieron que la responsabilidad penal no la iban a asumir ellos solos, fue elevando el calentón social. Doce meses con manifestaciones masivas en la ciudad de Valencia, doce meses en los que más parecía el presidente de Alicante y Castellón, no pisaba la calle de la capital y solo apareció medio escondido en el balcón en Las Fallas como una sombra de lo que fue. Pero esta invisibilidad en público se volvía prepotencia en sus comparecencias en les Corts o en las declaraciones a los medios, ni un resquicio de autocrítica, solo acusaciones a las demás administraciones o adjudicación de responsabilidades a los miembros de su propio gobierno. Para qué tenía que estar él en el Cecopi, llego a auto preguntarse, porque era el presidente de la Generalitat, señor Mazón, el de todos los valencianos, de los que no le votaron y de los que sí, creyendo que era la mejor persona para dirigir el futuro de esa tierra. El enfado de unos y la decepción de otros anegó cualquier posibilidad de que el president saliera políticamente con vida de toda esta operación calculada para ocultar una negligencia de la que alguna vez sabremos la verdad. Debe de ser insoportable para haberse inventado todas esas versiones que terminan en el paseo hasta un parquin después de haber visto en el móvil un video de las inundaciones de Utiel.
Para despedirse públicamente por todo lo alto se organizó un acto con los cargos y políticos a sueldo del partido que le aplaudieran puestos en pie, el día del funeral, declarando el luto oficial por las víctimas. Las mismas que horas después le insultaban entre lágrimas y desesperación el Museo de las Ciencias de Valencia. Los que aplaudían por la mañana, los que esperaban desde Madrid que la distancia es el olvido van a tener que aceptar la dificultad del borrado de lo sucedido en este último año.
Suscríbete para seguir leyendo
- Atraca a punta de cuchillo una tienda de 'El Rincón' en Zaragoza
- BSH reafirma su apuesta por Zaragoza: compra suelo para ampliar su principal fábrica e impulsar un plan de inversión a tres años
- La mayor promoción de vivienda al noreste de Zaragoza comenzará su urbanización 'en la primera quincena de diciembre
- La Aemet alerta de la llegada de una masa de aire frío a Aragón: vuelven las lluvias y caída de las temperaturas
- La vida a contrarreloj de Rubén Sellés en el Real Zaragoza y el ruido de sables a su alrededor
- Una trabajadora de la hamburguesería 'Vicio' acusa a un compañero de violarla en Zaragoza
- Un organigrama descompensado en el Real Zaragoza: más oficinas que fútbol
- Pedro Herrera: 'Ander es un tarado de Boca
