Pensemos que tenemos una bola de cristal. De esas que permiten ver el futuro claro y transparente. Juguemos a especular con lo que sucederá esta semana. Vamos a allá.

Llegan pocas vacunas. Hay problemas con las segundas dosis. Se colapsa la autocita. Alguna farmacéutica anuncia dificultades para producir los viales previstos. La Comisión Europea se enfada. Pero seguimos. Queremos llegar al 70% de la población inmunizada antes de que acabe el verano.

La Agencia Europea del Medicamento analiza casos aislados de efectos adversos de algunas vacunas. Los medios de comunicación les contamos minuto y resultado del proceso. También de los ensayos que el Instituto Carlos III ha empezado. La ciencia habla y nos tranquiliza.

La política no para. Cruce de acusaciones entre Gobierno y oposición. Entre las derechas. Entre las izquierdas. Y entre Pedro Sánchez y los presidentes autonómicos. El empeño de Moncloa en poner fin al estado de alarma el 9 de mayo mantiene en un ¡ay! a todos. Algunos señalan que detrás de esa decisión se encuentra la falta de apoyos parlamentarios que el líder socialista no ha conseguido reunir para prorrogarlo. Cosas de la vida, quienes le estarían dando la espalda serían los mismos que le piden que mantenga esa excepcionalidad jurídica para seguir imponiendo restricciones y controlar la pandemia. Si Aristóteles pudiera actualizar su principio de contradicción...

Madrid sigue en campaña electoral. Menuda turra. A la paliza preelectoral se suma la desbarrada madre de las últimas horas que nos sigue dejando ojipláticos y boquiabiertos. Hartos y enfadados, también. Algunos partidos han vuelto a generar un ruido ensordecedor que retumba de norte a sur y de este a oeste. Están tan metidos en el barro que apenas les queda la cabeza fuera para continuar gritando. Pero lo hacen. Y colocan el foco donde quieren. En la bronca, la demagogia y el desprestigio de las instituciones.

La pandemia se estabiliza en España. Los contagios, la presión hospitalaria, las fiestas ilegales y las consecuencias de los festivos siguen ahí pero tienen menor incidencia de la esperada. Aún así continúan los cierres perimetrales, las restricciones, el toque de queda y los muertos. Esto último recordémoslo.

Y la Superliga. La supersolución a los problemas del fútbol ha supercabreado a tantos en tan superpoco tiempo que ha muerto superrápido. La Superliga o cómo no afrontar un proyecto deportivo. Conociendo al guionista habrá secuela de esta película. Al tiempo. Y a todo esto no han ganado ni el Zaragoza ni el Huesca. No sé si para esto último hacía falta bola de cristal.