Menudo bombazo el 'Florentigate'. Los audios que acaban de salir a la luz grabados hace 15 años al presidente del Real Madrid han dejado su prestigio algo tocado. No deja títere con cabeza en su propia casa. Critica a la mítica Quinta del Buitre, a leyendas como Iker Casillas y Raúl González, a las que fueron estrellas blancas como Cristiano Ronaldo y Mourinho. Les pone verdes, como se dice popularmente. A caldo. A caer de un burro. Les ha hecho un traje. Les ha puesto finos. Y sin ahorrarse calificativos.

Por supuesto, él desconocía que uno de los presentes estaba almacenando todas sus palabras. Alguien de su confianza, evidentemente, porque el tono distendido y faltón del máximo dirigente del club blanco solo puede permitírselo en su círculo más íntimo. Y ya me permitirán la suspicacia pero cuando alguien graba una conversación privada no creo que sea con buenas intenciones. En casos puntuales puede hacerse para demostrar una ilegalidad, una corruptela, pero que una persona grabe a otra criticando a compañeros, trabajadores o miembros de un equipo es simplemente deleznable.

Muchos se rasgan las vestiduras estos días con el deslenguado presidente madridista. Que cómo puede haber soltado esto o aquello. Llamar corto a este o aquel. Ha sido de todo menos cortés, desde luego. Pero ¿en alguna ocasión no hemos hecho todos algo parecido en nuestro ámbito privado? ¿No hemos criticado a alguien en esos mismos términos cuando hemos estado enfadados o dolidos en algún momento? Creo, sinceramente, que nadie aguanta que le registren sin su conocimiento una charla con los suyos pensando que todas las reflexiones se van a quedar allí.

Hay otra parte de los audios en los que Florentino Pérez se refiere al control de periodistas, programas o medios. Nada nuevo. No queramos hacernos ahora los ingenuos o los sorprendidos. Eso ha existido, existe y existirá. El poder controla, organiza y decide. Prácticamente en todos los ámbitos. Lo que pasa es que escucharlo de la boca de alguien de forma tan clara impresiona. Y con nombres y apellidos, más todavía.

Y una última cuestión. Estos audios se filtran, se venden, se ceden, 15 años después por algún motivo en particular. Las casualidades no existen y menos en el mundo de la política y los negocios. Algunos apuntan al intento fallido de Florentino Pérez de impulsar la Superliga. Otros, a su presunta rivalidad con otros grandes empresarios nacionales. Algo habrá pero mientras esos movimientos siguen a la sombra, a la luz aireamos las miserias del presidente. Una vez más no es el qué, sino el quién, el cómo y el porqué. A ver si llegamos a saberlo u oírlo tan claro algún día.