Estar informado últimamente es un dolor. Interesarse por la actualidad supone estar dispuesto a hacer mala sangre y a que se atraganten el vermú y las aceitunas. El precio de la luz, escandaloso. El de la gasolina, el más alto en años. El transporte, por las nubes. La pandemia, otra vez en la cresta de la ola. Los adolescentes, desatados. Las residencias de mayores, preocupadas de nuevo. Los hospitales, tensionados. Los centros de salud, desbordados. Los hosteleros, cansados. La justicia, desorientada. Los gobiernos, mareados con tanto paso adelante y atrás en las restricciones. Y los ciudadanos… pues de todo hay.

El verano pintaba bien. La vacunación iba viento en popa. Los mayores lo afrontaban inmunizados. El sistema sanitario, más relajado. El sector turístico, optimista con las ayudas a los establecimientos, por un lado, y la inyección económica en forma de bonos para impulsar la demanda, por otro.

Y los turistas, españoles y extranjeros, ansiosos de coger coche, tren, avión, barco y lo que hiciera falta para sentir la normalidad de las vacaciones cuanto antes. Y encima, sin tener la obligación de llevar mascarilla al aire libre. Qué más podíamos pedir para iniciar la época estival después de los meses que llevamos a la espalda.

Pero las expectativas se han cumplido a medias. Estamos viajando, divirtiéndonos, vacunándonos masivamente. Pero también saltándonos algunas medidas sanitarias. La distancia social, las burbujas, la mascarilla.

Tantas ganas teníamos de dar carpetazo al coronavirus que hemos pasado del todo a la nada en semanas. Sobre todo los jóvenes. Sin inmunizar. Los de aquí y los de fuera. Porque también los que han llegado de otro países han venido con ganas de fiesta y de olvidarse de la pandemia antes de lo conveniente. Lo vimos en Mallorca y Salou primero. Después, en todos lados.

Y aquí estamos. Nos hemos plantado a finales del mes de julio con otra ola de contagios. En España, la quinta. En Aragón, la sexta y sin tener playa. Vaya plan. Afortunadamente la llamada inmunización de rebaño, la que se establece en el 70% de la población vacunada contra la covid-19, está a la vuelta de la esquina. En Aragón, el Gobierno de Aragón calcula que puede darse en dos semanas. Así que dentro de lo malo, nos congratularemos. Tiraremos, una vez más, de paciencia. Como con el resto de noticias de actualidad. Remodelaciones de Gobierno, peticiones de nuevos pactos poscovid, bloqueos de reformas de órganos constitucionales, cruce de acusaciones entre el Ejecutivo y la oposición, dudosas giras internacionales… Espero que el tiempo pase rápido. Menudo 'déjà vu'.