El triángulo

¿Progreso? ¿Especulación?

Ángela Labordeta

Ángela Labordeta

En algunas ocasiones, más de las debidas, la especulación se esconde tras el progreso en forma de vestido ecológico diseñado a medida, o facilitando argumentos económicos que no son más que puras quimeras que tienen que ver con el presente que en realidad nada sabe del futuro. Hace unos días, en la última gala de los Goya, el director Rodrigo Sorogoyen, cuya película As Bestas habla del impacto humano, económico, ecológico y emocional de los parque eólicos en nuestro país, dijo al recoger el premio a mejor película que «la comarca donde libremente crecen esos caballos salvajes está en el punto de mira para la construcción de un parque eólico que acabaría con sus vidas. Son necesarias las energía renovables, pero no a cualquier precio». Unos días después el escritor Daniel Gascón en su artículo, El futuro siempre pasa de largo, hacía referencia al mismo tema señalando cuántas veces abrazando un futuro que nos parece prometedor, sanador y salvador incurrimos en los mismos errores del pasado, sin danos cuenta de que una vez más el futuro acabó pasando de largo.

Esta misma semana el Gobierno de Aragón ha firmado un acuerdo por el que finalmente se va a llevar a cabo la unión de las estaciones de esquí de Astún y Formigal a través del valle virgen de Canal Roya, uno de los valles más hermosos del Pirineo aragonés. En este caso nadie ha hablado de las ventajas ecológicas, que son ninguna ya que la afección negativa sobre Canal Roya es indudable al tener que construirse una telecabina que salve en 14 minutos la distancia de algo más de cuatro kilómetros que separa las dos estaciones, en esta ocasión las razones esgrimidas son puramente económicas, asegurando aquellos que defienden el proyecto y le dan todas sus bendiciones que el impacto en el PIB alcanzará los 50 millones de euros en sus tres primeros ejercicios gracias a la atracción de 126.000 esquiadores por temporada.

Una vez más jugamos a adelantarnos al futuro sin leer el pasado más reciente, cuando Candanchú, otra de las estaciones que podría acabar formando parte de este gran parque temático, anunció en el año 2021 que no abriría sus pistas y al rescate tuvo que volar el Gobierno de Aragón. La unión de estaciones no solo no es buena por el impacto ecológico negativo que tendrá sobre el corazón de Canal Roya, sino porque el oro blanco en estos tiempos de cambio climático cada vez es más escaso y los inviernos en cuanto a sus días esquiables, más cortos. Solo el futuro nos dirá si en la pretensión de esas cifras económicas tenía sentido destrozar la Canal Roya, dejándola llena de cicatrices, como esas que se vierten en forma de cadáveres de cemento sobre los mares indefensos.

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