ETA y el cálculo electoral

Carmen Lumbierres

Carmen Lumbierres

Es difícil encontrar asuntos que levanten tantas pasiones como el recuerdo de la banda terrorista, y nada similar podríamos encontrar en un debate autonómico o local. Es normal que cuando aparezca la historia del mayor sufrimiento colectivo que vivimos desde la dictadura de Franco monopolice el debate público. Lo que ya va siendo habitual es que, además, forme parte de la estrategia electoral, que aparece en la agenda según la necesidad de las formaciones políticas de encontrar un argumento para arrojar al otro y vuelve a desaparecer cuando descubren un nuevo hallazgo, los asesinos machistas y su modificación de penas, por seguir hablando de terrorismo.

Integrar la vida y la muerte en el mismo paquete que la gestión de los fondos europeos o la bonificación en el seguro agrario tiene un duro encaje. Pero vinimos a hacer política e igual tratar con dignidad la existente y recordar con respeto la de las víctimas, bastaría para que se pudiera hablar de todo sin establecer líneas rojas, que se redibujan con la facilidad del interesado.

Bildu incorporó a los condenados por terrorismo con delitos de sangre a sus listas electorales, en un mal cálculo de las consecuencias externas, pero igual no de las internas, porque parece una apuesta para los suyos, para los que se justificó en su momento la necesidad de matar, de extorsionar, de vidas encerradas en las cárceles españolas que ven que lo que era su «lucha armada» ha quedado reducida a la resolución política de los conflictos con un protagonismo muy activo en pocos años. Bienvenidos a las instituciones desde un posicionamiento de paz y de perdón por el daño causado, pero se agradecería que tuvieran cuidado con las provocaciones, y esto lo era. Había más candidatos, mucho más, son una fuerza en crecimiento para incorporar a las listas y eligieron estos. Y a partir de aquí la bola empezó a rodar, tampoco necesitaba mucho impulso, y el PP se agarró a la noticia en la medida que otras como la gestión de la economía, la reputación en Europa o el independentismo catalán no les daban los réditos esperados. Las encuestas no auguran el cambio que ellos pronosticaban al principio de la presidencia Feijoo y saben que este tema, aunque les divida internamente, Ayuso y su ilegalización frente a Semper pidiendo unión, pero responsabilizando al PSOE moviliza a los suyos. El PSOE ha decidido entrar en la defensa, en la argumentación de su trayectoria de gobierno y de partido, frente al que te vote Txapote o la ley de vivienda nace de las cenizas del Hipercor. Y de nuevo, como en los años 2015, 2016 o 2019 seguimos hablando de ETA y no de sus víctimas que es de donde no nos deberíamos mover.

Suscríbete para seguir leyendo