Voten

Carolina González

Carolina González

Tres días quedan para votar. 72 horas para conocer a nuestros nuevos representantes políticos autonómicos y municipales. Confiesen que algo nerviosos se sienten. Yo lo estoy.

Habrá gente a la que no le importen las elecciones. Ni estas ni ningunas otras. Pero a mí, sí. Creo, incluso, que debería hablarse más de política. En los colegios, los institutos, los medios de comunicación... pero de política con mayúsculas, no de la del día a día que embarra, distorsiona y manipula la realidad. Me refiero a la que explica el origen de la democracia, la pugna por los derechos sociales, el sacrificio de tantas generaciones por avanzar y mejorar la vida de las generaciones venideras... La que nos da las claves de por qué pasa lo que pasa y revivimos las mismas luchas cíclicamente. La que habla de ciencias, de teorías, de análisis y de estadísticas. La que te hace quererla y apasionarte con sus vaivenes.

Quizá si nuestro sistema educativo fuera más didáctico, nuestros políticos menos demagogos y los ciudadanos más responsables el desafecto no sería tal. Poniendo un poco más por parte de todos transformaríamos la manida fiesta de la democracia del próximo domingo en una auténtica celebración de la representación y la elección colectivas. No hay nada más valioso que cada uno, con su papeleta, pueda cambiar el devenir del país. El significado de un gesto tan sencillo es, al mismo tiempo, grandioso.

Por eso me escuece tanto oír a alguien decir que no acudirá a votar, que es perder el tiempo, que no vale para nada. Si todos hiciéramos lo mismo ¿qué ocurriría? No habría democracia, ni gobierno, ni nada que sustentara el funcionamiento del país. Este sistema tan denostado por algunos que se empeñan en cuestionar los logros conseguidos en lugar de esforzarse en mejorarlo. Tampoco existiría derecho a reclamar mejoras ni a denunciar incumplimientos electorales, aunque solo fuera por deber ético: si no votas, no existes, no te quejas, acatas. Vivimos en sociedades y como miembros de una colectividad debemos contribuir mínimamente a su correcto mantenimiento. Y esto, honestamente, solo lo hacemos cada cuatro años. No creo que suponga trastocar tantísimo la vida de nadie.

Por no hablar de lo que costó que todos pudiéramos votar en España, mujeres incluidas. Nuestra cabeza tiende a arrinconar lo malo en beneficio de lo bueno, pero el olvido es autoengaño, maquillaje para nuestra memoria. Por eso es importante ir a votar. A quien quieran, pero voten. Introduzcan la papeleta en la urna. Sonriendo si es posible. Celébrenlo. Compártanlo en redes sociales si lo desean. Lo hablamos el próximo lunes con los resultados en la mano.

Suscríbete para seguir leyendo