ENTREVISTA

Soledad Puértolas, premio Aragonesa de Honor: "Los orígenes marcan y me han hecho ser lo que soy"

La escritora, periodista y académica de la RAE, que mantiene el vínculo con su tierra y se siente orgullosa de sus raíces, recibe el jueves por la noche el galardón honorífico por su extensa y prolija carrera literaria y su compromiso con el mundo de las letras

La escritora Soledad Puértolas en su vivienda, en Madrid.

La escritora Soledad Puértolas en su vivienda, en Madrid. / Alba Vigaray

Laura Rabanaque

Laura Rabanaque

Ha sido Premio de las Letras Aragonesas en 2003, Medalla de Oro de Zaragoza en 2012 y desde hoy Aragonesa de Honor, ¿qué suponen para usted los reconocimientos que le llegan de su tierra?

La verdad es que son los que más agradeces porque son del lugar con el que estás vinculada desde la infancia y que representa esos primeros momentos de la vida, esos primeros afectos y descubrimientos. Que ahí te encuentres acogida y lo que implica el reconocimiento, sobre todo en la parte afectiva que es lo que valoras cada vez más en la vida, me hace sentirme muy agradecida. Además yo siempre he mantenido mi vínculo con Zaragoza desde que salí con la familia porque mi padre se trasladó por razones de trabajo a Madrid, y que tengamos esta correspondencia Zaragoza y yo es algo inusual, me resulta extraordinario.

Vivió en Zaragoza hasta los 14 años. ¿Qué recuerdos guarda de su infancia y adolescencia en la ciudad?

No es un recuerdo concreto sino que es mi vida ligada a una cotidianeidad: mirar a la calle desde el piso de la calle Sanclemente, bajar a ver a mi abuela y a mis primos... El colegio es importantísimo, porque eran ocho horas cada día de lunes a sábado. El vínculo que tengo con mis amigas del colegio es fuertísimo y además lo hemos mantenido y ha evolucionado a amistades actuales. En Zaragoza están los comienzos de mi vida, pero no es tanto algo concreto como una sensación muy invasora, muy general y muy potente.

¿Le han influido estos orígenes en su pasión por las letras?

Es que todos los orígenes marcan, te haces en esos primeros años. Luego la vida te hace enfrentarte a circunstancias muy distintas pero el carácter está ya muy marcado a los 14 años. Yo creo que lo que era cuando me fui de Zaragoza en gran medida es lo que me ha hecho ser lo que soy. Por eso me siento a gusto volviendo, y por eso habiendo mantenido el vínculo, ya no me produce un extrañamiento. Si yo no hubiera vuelto a Zaragoza desde los 14 años ahora me produciría una sensación abismal, pero he ido yendo y todo lo que es ahora Zaragoza, una ciudad actual y muy viva, lo he ido viendo poco a poco. Eso hace que cada vez que vuelva experimente esa alegría de reconocer mi pasado, pero también la evolución que ha ido experimentando la ciudad.

Con apenas 20 años, a finales de los 60, se marchó a estudiar al extranjero, primero a Noruega y más tarde a California. ¿Cómo le marcó aquella época?

El gran salto para mí fue ir a Madrid, una ciudad nueva, más grande. Todavía flotaba en el aire esa idea de la ciudad de provincia frente a la capital, que creo que hoy está ya muy superada, todas las ciudades son capitales y nada está cerrado como antes. Madrid me impresionó, a la ciudad me fui haciendo poco a poco pero el ambiente más íntimo: de amistades, de colegio..., me costó muchísimo, porque la integración son los afectos. No tenía tanta familia como en Zaragoza, que toda la familia de mi padre estaba ahí y convivíamos todos en el mismo edificio. Era una sensación de que era un mundo muy desconocido y a la vez muy interesante, porque a esa edad lo desconocido atrae, y también como de desamparo, porque ya no tenías tus referencias. Luego ya fue distinto. La juventud, me casé, me fui a Noruega, a Estados Unidos... son otro tipo de cambios.

¿Y cómo fue dar el salto de una España en blanco y negro a ese otro mundo multicolor?

Multicolor Noruega no era porque también era un país en blanco y negro, blanco de la nieve y negro de la noche. Mi experiencia en Noruega fue durísima. Aunque le tengo mucho cariño, era un país pobre en ese momento, era el 68 y todavía no había habido el 'boom' del petróleo. Era un país muy duro para vivir en invierno unos estudiantes de 22 años que cumplí yo en Noruega recién casada. Multicolor, California. Fue una maravilla, un paréntesis de esos que tienes en la vida que dices: ‘qué suerte tuve, qué bien lo pasé’. Ahí nació además mi primer hijo. Tengo un recuerdo de que se me abrieron otras ventanas al mundo, desde luego.

"Hay muchos lectores que no leen a las mujeres porque piensan que escribimos para las mujeres"

A su regreso a España comienza su carrera en la literatura y en 1989 el Premio Planeta con ‘Queda la noche’ convirtiéndose en la sexta mujer en conseguir este galardón. ¿Se siente usted una pionera?

Yo nunca he tenido una sensación de visión general de mi misma desde fuera. No la puedo tener, estoy incapacitada para eso. Tengo un punto solipsista, es una constitución personal mía y no me veo ni como pionera ni como nada. Considerado ahora, es verdad lo que dices. Es cierto que en aquel momento era un 'boom' de la literatura española, y alrededor de lo que yo iba publicando se publicó lo que luego fue llamado la literatura de la Transición, en la que hubo muchos escritores y empezaron a ser muy reconocidos, y yo estaba ahí. Había algunas mujeres, pero supongo que eran menos de las que hay ahora, sin duda. Con perspectiva veo lo que dices pero en aquel momento no veía más que yo escribía, hacía lo que podía, vivía como podía, y bueno, gané el Planeta y fue estupendo para mí, pero luego seguía siendo difícil publicar.

¿Era más difícil abrirse camino en el mundo literario siendo escritora?

Yo nunca me he sentido discriminada por ser mujer a la hora de publicar, pero sí a la hora de ser criticada y valorada. A mí me ha llamado mucho la atención que se resaltara el hecho de que fuera mujer, como si fuera algo extraordinario. Yo solo soy una persona más que escribe, y creo que yo empecé a notar, cosa que me sorprendió y me sigue sorprendiendo, que hay muchos lectores que no leen a las mujeres porque piensan que escribimos para las mujeres. En la feria del libro te venían y te decían: ‘el libro es para mi mujer, dedícaselo a mi mujer’, y pensaba yo: ‘me parece muy bien pero, ¿por qué tú no puedes leerme?’.

"¿Por qué merecemos un capítulo aparte las mujeres que escriben? ¿No vamos a ser nunca valoradas en función de los méritos literarios como los hombres?"

undefined

Me ha chocado mucho esa sensación que me ha transmitido la experiencia de que había un sector de lectores que pensaban que escribía cosas que no les interesaban, allí sí que me he sentido discriminada. Incluso había libros que he visto con mis propios ojos de críticos renombrados sobre la literatura española con un capítulo dedicado a la literatura escrita por mujeres. ¿Pero qué me estás contando? ¿Por qué merecemos un capítulo aparte las mujeres que escriben? ¿No vamos a ser nunca valoradas en función de los méritos literarios como los hombres? Yo eso todavía no lo entiendo. Es que prima el hecho sociológico sobre el hecho de los méritos literarios. Es algo que desde el punto de vista personal de una persona que escribe no tiene pase. Pero claro, es que la tendencia era a arrinconarnos, porque si metes a las mujeres en un mismo saco consideras que no merece la pena analizar sus matices. Ah, ¿y los de los hombres sí? ¿Las mujeres no tenemos matices? Esa actitud me ha indignado bastante.

Desde 2010 es también académica de la RAE en la que en estos momentos son 11 mujeres, de las 46 plazas que tiene la institución...

Ha cambiado muchísimo desde que entré yo. Acaban de entrar cuatro mujeres seguidas, yo creo que ha habido una eclosión muy notable en la academia, y en la revisión del diccionario me di cuenta del enorme interés que había porque todas las definiciones estuvieran mucho más ajustadas a la realidad. Se señala todo lo que no se ha hecho pero, a partir de mi entrada, que yo estaba sola porque estaba con Margarita Salas que desgraciadamente ya falleció y con Carmen Iglesias, y a veces no podían venir, ha habido muchísima actividad. Había tardes que estaba yo sola, que era asombroso, y ahora eso no pasa jamás. Inmediatamente que entrara yo, entraron Aurora Egido, Clara Janés, Carmen Riera…

"No tiene sentido que en las instituciones de peso importantes solo existan hombres"

undefined

El que estemos las mujeres ahí hace mucho, cuantas más mujeres estemos, también vemos más, porque desgraciadamente la cultura está siempre señalando, es muy masculina, y ve más a los hombres que a las mujeres. Pero si hay más mujeres se amplía la mirada. Con lo cual, habría que señalar la importancia que ha tenido que ya haya más mujeres en la academia porque tiene un efecto multiplicador y, de hecho, está pasando.

¿Hasta qué punto es importante que exista esta perspectiva femenina?

Es esencial. Lo que no tiene sentido es que en las instituciones de peso importantes solo existan hombres. ¿Qué pasa, que no hay mujeres que piensan, no hay mujeres que escriban, no hay mujeres que destaquen? Lo que pasa es que no se las ve o no se las quiere ver. Ha habido intentos desde el siglo XVIII de que las mujeres entrasen en la academia pero solo hubo una tal María Isidra de Guzmán que la metió Carlos III.

"El lenguaje va siempre por detrás de la sociedad"

undefined

Los que hicieron la academia se pensaban que las mujeres no debían salir de sus casas y eso es una atrocidad hoy en día. Las mujeres estamos en todas partes, porque tenemos que estar ahí. Estas instituciones son muy lentas porque están creadas en un mundo de hombres, y en un mundo donde el pensamiento es de los hombres, y a las mujeres se las ha querido siempre tener muy controladas.

Ahora que la institución parece ir más con el pulso de los tiempos, ¿qué opina usted del lenguaje inclusivo?

Ya iremos viendo, porque el lenguaje va siempre por detrás de la sociedad, tú no puedes imponer una cosa. Ahora, el lenguaje va por donde la sociedad vaya, y hacer una predicción sería completamente irresponsable por mi parte. Las cosas evolucionan, evolucionan muchísimo pero evolucionan muy lentamente y tienen que evolucionar de manera natural, lo demás sería un dirigismo cultural con el que estoy completamente en contra. Cualquier forma de dirigismo me parece mal, pero el del lenguaje sobre todo es que es inútil.

"Siempre me he sentido muy convencida de la creatividad y la finura de la creación aragonesa"

¿Qué le parece el buen momento que atraviesan las letras aragonesas, con autores como Luz Gabás, Irene Vallejo o Manuel Vilas?

Como aragonesa tengo la impresión y siempre me he sentido muy convencida de la creatividad y la finura de la creación aragonesa, empezando por Goya, que no es de letras pero menuda finura. Es un pintor que tiene esa capacidad de apreciar, de captar la personalidad, algo que no hace nadie. Las letras en Aragón están atravesando un buen momento pero creo que Aragón siempre ha destacado con figuras en el mundo del arte, el cine... Empiezas a tirar de la manta y encuentras que la creatividad siempre ha sido una características de Aragón, yo desde luego lo he vivido siempre así.