«Lucas tenía que ser futbolista o entrenador», asegura su tío Manolo González, jugador del Real Zaragoza de 1966 a 1977. Lo dice porque el hombre elegido para relevar a Imanol Idiakez estuvo muy influido por la figura de su abuelo, también Manolo González, defensa del Granada, Málaga y Real Madrid en los años cuarenta y cincuenta. Lucas Alcaraz, hijo de María Pilar González y de Felipe Alcaraz, histórico dirigente comunista, nació en Granada (21 de junio de 1966) pero siendo muy niño se marchó a Jaén y cuando el padre se marchó de casa se pegó a su abuelo.
«Mi padre no sabía vivir sin el fútbol», dice su hijo, el zaragocista, sobre el defensa que luego fue funcionario de Hacienda y que fue como un segundo padre para Lucas Alcaraz. O este fue como un hijo más para él. «Él siempre ha tenido a su abuelo en un pedestal», destaca Manolo González, que recuerda alguna visita veraniega a Granada que terminaba en un partido entre los tres en la playa. «Lo inflaba a patadas para que aprendiera», recuerda entre risas. Su tío dice de él que es un tipo reservado, que no busca la popularidad a base de apariciones públicas, que prefiere dejar que su trabajo hable por él.
Manolo González vive en Zaragoza desde que se retiró del fútbol, así que su contacto con Lucas ha estado limitado a los veranos y celebraciones familiares. Eso sí, cada vez que el entrenador venía a enfrentarse al Real Zaragoza, su tío aparecía por el hotel de concentración para charlar con él y la relación entre ambos es magnífica. «De hecho, mi hermana y su mujer dicen que conmigo es de los pocos con los que habla de fútbol, tengo ese privilegio», señala. González destaca que los equipos de su sobrino se caracterizan por armarse bien atrás y, a partir de ahí, salir hacia adelante. «Es la base del fútbol, o estás bien atrás o no vas a ningún lado», opina.
Con el fútbol en la sangre, Lucas Alcaraz comenzó a jugar en el Jerez para pasar después al Granada, el club al que más ha dirigido, el equipo de su vida. Como jugador solo llegó al filial del club nazarí porque enseguida vio que iba a llegar más lejos como entrenador. Comenzó su trayectoria profesional con tan solo 29 años, en 1995. Desde entonces, no ha dejado de entrenar, ni una sola temporada. De hecho, hasta recibir la llamada del Real Zaragoza era el técnico sin equipo con más partidos a sus espaldas, un total de 721 repartidos entre Segunda B, Segunda y Primera División. Su primera experiencia fue el Granada, donde estuvo tres campañas. Después pasó por el Almería y el Dos Hermanas, todos ellos en Segunda B. Dio el salto a Segunda con el Recreativo de Huelva en el 2000. Con el decano logró el ascenso a Primera y jugar la final de Copa del Rey del 2003 (perdió ante el Mallorca). De ahí pasó al Racing de Santander, al Murcia, al que también ascendió a Primera, volvió al Recreativo y al Almería antes de marcharse a Grecia, al Aris. De vuelta a España, en el 2013, estuvo en Granada, Levante y Granada de nuevo para ser seleccionador de Argelia en el 2017 y dirigir al Almería la temporada pasada.
24 años de carrera
Quienes han estado a sus órdenes aseguran que es un entrenador trabajador, implicado, metódico, intenso, ordenado. El orden es fundamental para Lucas Alcaraz, sobre todo el defensivo, dejando el ataque en manos del talento de los jugadores. Sus equipos no se basan en el toque, pero el jugador sabe lo que ha de hacer en cada momento. Su relación con los futbolistas es cercana, tiene gracia para soltar chascarrillos y exige siempre al jugador, no permite la relajación en ningún momento. También dicen de él que es meticuloso, que cuida mucho los detalles y trabaja muy bien las acciones a balón parado.
Diplomado en Documentación por la Universidad de Granada, Alcaraz es un estudioso del fútbol y de los rivales, cuida cada detalle en la preparación de los partidos. Cuando no tiene equipo, cosa que le ha sucedido muy pocas veces en su carrera, está siempre viendo fútbol y futbolistas para estar preparado en caso de ser requerido por algún equipo en apuros, como ahora el Real Zaragoza. En el 2015, después de salvar al Levante siendo contratado en octubre, pasó un año en Inglaterra para mejorar su inglés y aprender a utilizar las nuevas tecnologías aplicadas al fútbol.
En 24 años de carrera profesional en los banquillos, Alcaraz ha ido evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos y a los nuevos futbolistas. Con el granadino el Real Zaragoza apuesta por la experiencia y el orden atrás, lo contrario de lo que había hecho hasta ahora. También apuesta por un tipo de fútbol de toda la vida y con zaragocismo en la familia. Manolo González podrá explicarle mejor que nadie lo que es Zaragoza y retomar las conversaciones familiares sobre fútbol. «Ojalá suba al Zaragoza a Primera, lo mantenga y esté aquí muchos años. Le deseo lo mejor a todo el que llega al banquillo pues imagínese a mi sobrino», concluye su tío.