Medina Cantalejo pitó el final en Mestalla. Caía el telón a una temporada histórica. Cuarto en la tabla y cerca de ser campeón de Liga. El metal más codiciado del fútbol español fue acariciado por los dedos de un Real Zaragoza que llegó a la última jornada con posibilidades de engordar aún más su palmarés. Aunque las posibilidades de éxito eran mínimas, sus méritos deportivos quedaron ahogados tras una derrota ante el Valencia que coronaba al 'Superdépor 'con un laurel que el destino les debía. «Bueno, en realidad no ganamos la Liga porque ese año los arbitrajes fueron increíbles. El otro día lo comentaba por teléfono con Paco Jémez. Aquel campeonato fue una sustracción de puntos constante que nos privó de ser campeones. No se habla de esto, pero esa Liga pudo haber sido nuestra y con margen de diferencia. Nos arrebataron muchas cosas que merecíamos», relata Xavi Aguado. Una vez finalizado el último partido, el capitán blanquillo se acercó a su íntimo amigo y jugador valencianista Gerard López. Mientras se intercambiaban las camisetas Xavi le dijo al oído: «Gerard, ganad al Real Madrid en la final que se nos van a cargar de la Champions. Me contestó ‘no jodas, que no pueden hacer eso’. Y nos fuimos fuera».

Toda la plantilla del Real Zaragoza vio en sus casas la final de la Champions del 2000. Sin ganas de disfrutar. Tan solo rezaban contra un destino prácticamente inevitable. El Real Madrid, quinto en la tabla, ganó la Copa de Europa al Valencia. Eso significaba que los zaragocistas se iban a la UEFA. «Todo esto parecía un mal sueño. Recuerdo que decía en el vestuario ‘a que nos metemos en Champions y nos joden’. Llegamos a hacer apuestas por si nos echaban pese a clasificarnos. Pero siempre en tono de broma. Para picarnos, con la boca pequeña. Si nos ganábamos algo en el campo creíamos que era surrealista que nos lo quitasen. Algo nos decía que harían cualquier cosa para que no estuviéramos si se podía beneficiar a otro más importante», rememora Juanmi. La temporada se había dinamitado por causas ajenas. «Me llevé las manos a la cabeza cuando acabó el partido. Ya sabíamos que nadie iba a mover un dedo por nosotros», comenta Juanele. Mientras veían a Raúl levantar la copa algunos se llamaron por teléfono. «Pasar en unos días de poder ganar la Liga a que te larguen de la Champions por la puerta de atrás es muy angustioso», matiza Xavi Aguado.

Fue una tortura terriblemente justificada, ya que el reglamento de la UEFA de aquel ciclo así lo dictaminaba. Sin embargo, lo que más dolió dentro del vestuario zaragocista fue la indolencia con la que aparentemente transcurrió todo. «Nos dio la sensación de que nos largaron y punto. Como si a nadie le importase», explica Juanele. Sucedió por la fuerza. Sin lubricar. De golpe te mandan a la UEFA, con el mismo menosprecio que un destierro. Sobre esta escena trágica se cubrió un discreto velo ante un vestuario resignado e impotente. «Desde el club no se peleó nada, creo yo. También porque si nos poníamos a luchar con la UEFA y la Federación hubiéramos tenido todas las de perder. Si alguien merecía jugar la Champions éramos nosotros. Estuvimos por encima de la mayoría. El propio Dépor no pudo ganarnos», explica Juanmi. «Si llega a quedar cuarto el Atlético hubieran ido los dos a la Champions. Eso seguro. Se hubieran movido todas las instituciones. Bajo ningún concepto les hubieran dejado fuera por el Madrid. Éramos carne de cañón», replica Aguado.

Pasaron 5 años de aquello. El tiempo fue curando una herida que seguía sangrando por dentro. Hasta que un hecho insólito la reabrió en canal. El Liverpool se proclamó campeón de la Champions en 2005 habiendo sido quinto en Premier. La historia se repetía y el cuarto clasificado que debía ser guillotinado no era otro que el Everton. Sin embargo, de forma paradójica, ambos fueron a la máxima competición continental. Una de las primeras reacciones zaragocistas fue de Víctor Muñoz, en aquel momento entrenador blanquillo. «Es una injusticia terrible que tuvo unos perjuicios económicos tremendos para el Real Zaragoza», dijo al conocerse aquella decisión. Para que los dos clubs ingleses se clasificasen fue necesaria una comisión especial de la UEFA que tomó una decisión en poco tiempo; movimiento que descubrió las nulas fuerzas destinadas a permitir que los aragoneses defendieran lo que ganaron en el terreno de juego.

El Liverpool avanzaba a semifinales y desde su club empezó a activarse la maquinaria para prevenir ese escenario. El director ejecutivo 'red' Rick Parry envió en nombre de la institución una primera carta a la UEFA para solicitar su ingreso en el caso de que fueran campeones de Europa. «Hay que tener en cuenta que en ningún momento el Everton corrió peligro de ser excluido de la Champions como pasó en el 2000. Jamás. La FA (Federación inglesa de fútbol) les protegió por ser los cuartos clasificados y le exigió a la UEFA que ampliasen a cinco los equipos ingleses que fueran a esta competición por esta circunstancia. De hecho, fue el Liverpool el que decía ‘no es justo que no podamos defender el título’, no el Everton», explica Greg O’Keeffe, periodista de The Athletic. «No lo admitirán. Pero ellos preferirán siempre un Liverpool a un Real Zaragoza en la UCL», recalca. «Tenía muy buena relación con Rafa Benitez por aquel entonces. Él me dijo semanas antes de la final que si ganaban iban a ir a la Champions Everton y Liverpool», comenta Aguado.

La explicación de la UEFA

El presidente de la UEFA Lennart Johannson le abrió la puerta al Liverpool para que jugase la Champions. De hecho, el máximo mandatario aseveró que «situaciones excepcionales requerían soluciones excepcionales. Nosotros no imponemos nada. Estamos abiertos a corregir y modificar». Mentalidad que no se aplicó en el 2000.

El director ejecutivo 'red' y el de la FA Brian Barwick mandaron una segunda carta junto con el apoyo de miles de firmas de aficionados. La decisión estaba tomada. Everton fue a la fase previa como le correspondía y el Liverpool arrancó desde la tercera ronda previa, a diferencia del Madrid que fue directo a la fase de grupos. «5 equipos ingleses en Champions es la decisión más sabia», dijo el director de comunicación de la UEFA William Gaillard. «No me apetece seguir hablando de esto», añade Juanele.

Hace 20 años se perpetró el sueño de un club. Ante las circunstancias quedó patente que la reglamentación era moldeable. «Aquello impidió al club poder alcanzar una nueva dimensión», recuerda Juanmi. «Lo peor fue esa sensación de que nadie nos quería ayudar», dice Juanele. Las diferencias entre el caso español y el inglés son obscenas, pero hay una clave: la mediación de cada federación. «Quién tenía que hacer fuerza era la Federación. Era vital. No por beneficiar al Real Madrid, que lo merecían, había que perjudicar de semejante manera al Real Zaragoza. A nivel federativo no teníamos tanta fuerza. Hubiéramos estado dispuestos a jugar desde la última ronda previa. Pero no. Fastidia pensar que ese himno jamás sonase en La Romareda. Aún me duele la Champions que nunca jugamos», concluye Aguado.