El Real Zaragoza no pasó del empate (0-0) ante el Real Mallorca, mejoró en defensa, con orden y con intensidad ante un buen rival, hizo bien la mitad de su trabajo, como otros días y esta vez sin regalo final como en Anduva, pero se quedó en eso, viviendo lejos del marco rival, sin apenas amenazar a Reina. Otro día plano en ataque, sin precisión en los momentos decisivos, con los puntas a años luz del área... Así, es imposible. Otro partido gris del Zaragoza, que sigue terrible en los datos en La Romareda en la pospandemia, con solo dos triunfos en 12 partidos. Viendo su mal fútbol se diría hasta que es mejor que no haya zaragocistas en la grada, porque casi siempre el juego que despliega el equipo es insoportable, imposible de digerir.

El Mallorca fue el amo del partido, con más posesión y con más sensación de amenaza. Es verdad que venía lanzado y que el Zaragoza contuvo bien con el esfuerzo y la intensidad a un enemigo de ese tamaño, pero no se puede rescatar nada más de los de Baraja, que queda al borde del precipicio, porque su equipo está en mitad de la nada, de un camino que solo le va a llevar a pelear por salvarse del descenso a Segunda B con el que tiene un punto de renta, a falta de los partidos de hoy, en los que Castellón y Logroñés pueden superarle sin ganan y meterle en la puestos con billete al 'infierno', y con dos partidos aplazados, el primero este miércoles con el Girona. Así de triste, salvo giro radical, que con la actual composición del equipo y el banquillo no parece factible.

Baraja, si no hay cambios en la idea del club, va a sentarse en el banquillo ante el Girona, quizá llegue al domingo a Tenerife, pero ahora mismo el barco que comanda no va a ningún lado. Es la impotencia más absoluta. De nuevo, el Zaragoza solo disparó una vez a puerta y el Toro y Narváez, primero, y Vuckic después no supieron casi ni el color de los guantes de Reina. En el mejor de los casos, como esta vez, se aspira al empate. En el peor, con algún error llega la derrota. Y solo alguna acción aislada, como ante el Albacete, o un fallo del rival, como en Alcorcón, traen victorias. Ese es el resumen de un Zaragoza que lleva dos puntos de los últimos 15 y suma 5 choques sin ganar y 4 sin marcar, algo que no había sucedido en esta negra etapa en Segunda.

Esos datos dibujan el Zaragoza de Baraja, un equipo de mínimos en el que el técnico decidió apostar por Francho en la medular en el único cambio con respecto a Anduva. El chico, en su debut oficial, fue de lo mejor, o viendo el marrón que le echó su entrenador, el mejor, ya que no se equivocó casi nunca y lo hizo fácil. Eso en este Zaragoza tan mediocre es casi la excelencia.

El Mallorca, que venía de ocho partidos sin perder y un gol encajado, comenzó con un claro dominio, con una sensación de seguridad, sobre todo de Amath y de Dani Rodríguez, que se tradujo en un mal remate de Febas y otro de Cufré. En medio, Bermejo falló una ocasión escandalosa en una jugada anulada, pero que refleja la falta de confianza que tiene este equipo cuando llega a los momentos decisivos en el área. Lo poco que lo hace, claro que está.

El Zaragoza, a través del orden y del trabajo, creció lo suficiente para equilibrar el pleito, para maniatar al Mallorca, también en la medular, donde Javi Ros carburaba bien en el despliegue. Un disparo de Francho a centro de Chavarría y otro de este, activo en el extremo zurdo y después diluido, que atrapó Reina, fueron los avisos de este Zaragoza obrero y sin un ápice de brillantez. Con Bermejo, de innegable talento, pero que debe dar más y no amagar tanto, y Juanjo Narváez, al borde de la desesperación, casi inéditos, con el Toro tan lejos de su hábitat natural que da grima, la primera parte transcurrió entre el sopor y solo un centro de Chavarría al que no llegó el Toro sacó a todos los televidentes del monumental bostezo.

La segunda parte mantuvo la tónica, aunque acrecentó el dominio del Mallorca, que tuvo una ocasión clara de Cardona y que amenazó más con la salida de Mboula, que retrató algunas veces a Tejero. El Zaragoza mantuvo el tipo, echado atrás y sin cambios que le dieran un nuevo pulso. Ni James ni Vuckic, algo más inspirado, ni Larra ni Zanimacchia. Cristian sacó un peligroso remate del recién salido Abdón Prats y Larra no aprovechó un buen pase de Vuckic. Con Guitián y Nieto en clara mejoría en defensa y con el equipo sin perder un ápice del orden y sin ganar un milímetro de pegada, el Mallorca desistió de la victoria y el Zaragoza firmó el empate, lo máximo a lo que podía aspirar este equipo con un claro rumbo hacia la nada, o más bien hacia el sufrimiento si no cambian las cosas.

Ficha técnica:

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Tejero, Atienza, Guitián, Nieto; Bermejo (Larrazábal, m.84), Javi Ros (James, m.67), Francho, Chavarría (Zanimacchia, m.84), Juanjo Narváez y Toro Fernández (Vuckic, m.72).

Real Mallorca: Reina; Joan Sastre, Russo, Valjent, Cufré; Febas (Salva Sevilla, m.85), Baba (Ruiz de Galarreta, m.63); Lago Junior (Mboula, m.63), Dani Rodríguez, Amath (Antonio Sánchez, m.73), Marc Cardona (Abdón Prats, m.73).

Árbitro: López Toca (Comité Cántabro). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Javi Ros y Bermejo y al visitante Baba

Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada de Liga disputado en el estadio de La Romareda a puerta cerrada.