Hace 31 años, José Luis Chilavert hizo historia al convertirse en el primer portero en marcar un gol con la camiseta del Real Zaragoza. Entonces, el paraguayo, un consumado especialista a balón parado, anotaba el 2-0 ante la Real Sociedad al transformar un penalti desatando la euforia en una Romareda que se frotaba los ojos. El meta acababa de convertirse en leyenda. El festejo a lo grande demoró tanto el regreso a la portería de Chila que Goicoetxea, viendo al portero aún lejos de su hábitat natural, embocó desde el saque de centro para recortar distancias. Pero la historia ya estaba escrita en letras de oro que ahora traza también Cristian Álvarez, cuyo cabezazo en Lugo cuando el encuentro y el Zaragoza expiraban ya es eterno. 

«Fue fantástico. Me emocioné mucho y quería saltar al campo a abrazar yo también a Cristian. Son goles únicos que te meten en la historia, con el factor añadido del momento en que se produjo», ensalza Chilavert desde Buenos Aires y todavía con un nudo en la garganta. «Es que yo estaré eternamente agradecido al Real Zaragoza, donde pasé unos años maravillosos. Quiero mucho a mucha gente de allí», asegura.

El tanto le trae «hermosos recuerdos» de aquella tarde en La Romareda en la que, por primera vez, un portero del Real Zaragoza marcaba un gol. El suyo fue de penalti. El de Cristian, de perfecto testarazo en el último instante. Poca comparación en la forma pero idénticos en el fondo. «Hay que tener coraje, personalidad y un poco de fortuna para que el balón caiga donde tú estás. Y yo me alegro mucho de que fuera así, le mando un gran abrazo a Cristian y le deseo que sigan los éxitos».

Para Chilavert, el tanto en Lugo puede ser determinante de cara a una salvación que el paraguayo desea que llegue «cuanto antes». Para ello, confía en que los jugadores zaragocistas se empleen a fondo. «El gol de Cristian puede ayudar e impulsar al equipo a tener ese coraje que se necesita en situación así. Los futbolistas deben dar el cien por cien, no cometer errores y ser agresivos para afrontar cada partido como una final. Es mucho lo que está en juego», subraya antes de destacar que «tienen que estar unidos porque es la unión lo que hace la fuerza y, si no hay un líder dentro, que lo sea el grupo. Felicito a Cristian por ese gol y confío en que sea clave para que haya un final feliz. Creo que puede valer oro», afirma.

Los dos sudamericanos

Para el paraguayo, supone «un orgullo» que los dos únicos porteros que hayan marcado un gol en toda la historia del Real Zaragoza sean sudamericanos. «Estoy muy contento de que así sea y de haber dejado, en cierto modo, ese legado. Prefiero quedar yo como anécdota porque, ahora, lo más importante es que el Zaragoza salga cuanto antes de esta difícil situación en la que encuentra». 

Pero, para Chilavert, el tanto de Cristian y todos los que los porteros están marcando en los últimos tiempos responden a una transformación en la concepción del fútbol y, sobre todo, de un puesto tan específico como el del guardameta. «En mi época no era fácil jugar en Europa ni que un portero jugara con los pies, pero ahora es muy distinto. Recuerdo que, cuando salía del área para buscar arriba a Pardeza o Sirakov, el público de La Romareda me gritaba ‘loco, métete en la portería’, pero, hoy, los entrenadores buscan porteros que sepan jugar bien con los pies», resalta.

Chilavert, autor de 60 goles a lo largo de su carrera sobre todo a través de penaltis y lanzamientos de falta, agradece, en este sentido, la apuesta que hizo por él un Real Zaragoza, como él, adelantado a su tiempo. «Crecí allí como jugador y como persona. Está claro que el fútbol de entonces y el de ahora pertenecen a estilos distintos, pero agradezco muchísimo a Miguel Beltrán (el presidente de aquel Real Zaragoza), Paco Santamaría (director general) y Radomir Antic (entrenador) que me llevaran a Europa».

Y en ese estilo actual encaja Cristian, con el que Chilavert no mantiene relación aunque le gustaría. Porque con él comparte algo más que formar parte de la historia dorada del Real Zaragoza. «Los dos sentimos este club y sabemos lo que significa. Creo que Cristian puede ajustarse al prototipo de portero actual, ya que no solo es bueno con las manos y atajando en la portería, sino que también se desenvuelve bien con los pies. Y con la cabeza, claro», bromea.

Aunque el paraguayo confía en que aquel milagroso tanto del argentino no sea solo «algo para guardar siempre», sino que suponga el principio del fin de una agonía que él también lleva tiempo sufriendo. «Ellos, los jugadores, son los héroes que deben sacar esto adelante. Yo les pido que trabajen duro para conseguir el objetivo y que esta situación acabe cuanto antes con el mejor desenlace posible», reitera el exfutbolista, que, en todo caso, valora la «energía positiva» y la «determinación» exhibidas por Cristian Álvarez como ingredientes esenciales en la receta que ha de llevar al Zaragoza a desterrar, de una vez, el sufrimiento. «Son grandes jugadores y están perfectamente capacitados para salir adelante, pero deben ser conscientes de que todo pasa por no cometer errores infantiles y derrochar concentración todo el partido. Ese gol de Cristian puede ser el comienzo del fin, pero hay que estar unidos para lograrlo», insiste.