A sus 28 años, Jesé Rodríguez (Las Palmas de Gran Canaria, 26-2-1993) ha vivido de todo en el fútbol, de ser la mayor promesa de la cantera del Real Madrid a quedarse sin equipo tras rescindir con el París Saint Germain en diciembre pasado después de varias cesiones infructuosas, en Las Palmas, el Betis, el Stoke o el Sporting de Portugal, y de estar más centrado en la música y en disfrutar de la vida que en el fútbol. Sin embargo, el delantero canario se ha dado una última oportunidad, un tren postrero, en su regreso al equipo canario. Mucho más centrado y con hambre de fútbol, Jesé ha disputado 12 partidos (881 minutos) con Pepe Mel, ante el Real Zaragoza este sábado llegará el decimotercero, y no ha estado a la altura de los números de su potencial, con un gol y dos asistencias, pero tiene apalabrada su continuidad con el presidente, Miguel Ángel Ramírez, a la espera de que la próxima campaña, con una pretemporada en condiciones, levante el vuelo y vuelva a estar cerca del que apuntó.

Porque Jesé, un jugador de banda con una potencia y una velocidad descomunales, apuntó muy alto, el que más en una generación en el Real Madrid en la que estaban Lucas Vázquez, Casemiro o Morata. En diciembre de 2011 y con solo 18 años ya debutó en el conjunto blanco, fue campeón de la Eurocopa sub-19 con España, y máximo goleador del torneo, y su llegada al primer equipo le llevó al apodo del Bichito, por el parecido de su fútbol con el de Ronaldo, el Bicho entonces del Madrid.

El Balón de Oro en cuatro años

Su trayectoria parecía imparable y su presencia en el Madrid ganaba fuerza, con hasta 31 partidos oficiales y 8 goles en la 13-14. Dejó caer que soñaba con "ganar el Balón de Oro en cuatro años", pero entonces, en marzo de 2014, se rompió el cruzado ante el Schalke en la Champions tras una dura entrada de Kolasinac. Ocho meses de baja estuvo el jugador, que ya no fue el mismo, mientras su vida cada vez miraba menos al fútbol, con el estreno musical de Jay M, su nombre artístico, su alter ego, en el reguetón. Mientras, acumulaba conquistas e hijos, que ya son cinco en la actualidad con tres mujeres distintas, aunque ahora ha alcanzado la estabilidad con la más mediática de todas, Aurah Ruiz.

El PSG lo firmó por 25 millones y un contrato de 420.000 euros netos al mes en 2016, pero su paso por el equipo francés fue un desastre, con cuatro cesiones y solo ocho goles antes de que el club galo se hartara en diciembre pasado de él y rescindiera su contrato, que duraba hasta junio. El anuncio de su despido coincidió con su aparición telefónica en un 'reality', 'La casa fuerte', en el que participaba su pareja, probablemente fue la gota que colmó el vaso de la paciencia del club, que ya había perdido toda la esperanza con la excéntrica vida del jugador canario.

Más fútbol y menos música

Regresó a la isla en diciembre, a su club de formación, el Lomo Blanco, con una entrenadora personal y en enero en sus redes sociales dio buena cuenta de su actividad en busca de un equipo. Tuvo opciones de ir a Turquía, pero Miguel Ángel Ramírez le convenció y Jesé retornó por segunda vez a Las Palmas. Lo ha hecho de otro modo, más centrado, más implicado, apartando un poco la música, a la que se quiere dedicar de pleno cuando cuelgue las botas, y mostrando hambre y ganas de acercarse a ser el que pudo ser. Hizo su particular pretemporada en febrero y debutó de titular ante el Rayo. Desde entonces ha estado en el once siempre, salvo ante el Málaga por su expulsión contra el Oviedo, con un gol, de penalti ante el Lugo, y dos asistencias como balance.

Pepe Mel lo ha situado arriba, de referencia, donde Jesé quiere jugar, aunque le falte el instinto de 'killer' y se esté obsesionando, algo que se notó ante la Ponferradina, donde insistió hasta el enfado por lanzar el penalti, a lo que Maikel Mesa se negó. Esa frustración, convertida en obsesión, es el punto a mejorar en su fútbol, que ya no está para aquellas galopadas impresionantes en la banda que le valieron la comparación con Ronaldo. Jesé, con su continuidad apalabrada un año más, donde pasará a ser uno de los salarios más altos del club canario, se ha dado una última oportunidad. El futuro dirá si la aprovecha.