En una entrevista publicada por este diario el pasado miércoles, Juan Ignacio Martínez pronunció la frase de la semana: «El club cuenta con Miguel Torrecilla (director deportivo) y conmigo y estamos trabajando en la próxima temporada». Con la permanencia ya conseguida matemáticamente dos semanas antes del final de la Liga, gracias al extraordinario hacer de JIM, la actualidad futbolística de la ciudad pivota en torno a dos variables principales: qué sucederá con el Real Zaragoza a nivel societario y qué consecuencias tendrá lo que ocurra en el futuro de la entidad a todos los niveles, desde los cargos ejecutivos hasta los responsables técnicos y la disponibilidad económica para la configuración de la próxima plantilla.

Juan Ignacio Martínez constató su buena armonía con el club y la completa satisfacción que en las oficinas de Eduardo Ibarra existe con su trabajo, gracias al cual el Zaragoza ha quedado a salvo y con el que ha evitado enormes disgustos personales y sociales e históricas dificultades financieras. Además, el entrenador desveló que a él y a Torrecilla los dirigentes les han comunicado que van a seguir en sus puestos. JIM tiene contrato hasta 2022, extensión justamente ganada tras firmar una salvación heroica. También anunció que tiene un sueño: que le permitan dirigir un proyecto nacido a su imagen y semejanza en verano desde cero y ascender con el Zaragoza a Primera.

Sin embargo, a la espera de que acabe la Liga, todavía quedan muchas cosas por suceder, numerosas incógnitas por despejar, explicaciones que dar y pasos que afrontar. La Sociedad Anónima continúa guardando silencio desde que el equipo logró la permanencia, manejando el sigilo y preparando los tiempos para poner voz al mutismo. Nadie más que JIM ha dicho nada hasta hoy. Así acontece, por ejemplo, que ha sido el entrenador el que ha desvelado que el club le ha comunicado que permanecerá en su cargo, cuando lo natural hubiera sido que la situación se hubiese producido a la inversa. Que hubiera sido el contratador el que lo hiciera público. Hasta que eso no ocurra de modo oficial no tendrá esa categoría y la situación seguirá siendo de extraña anormalidad.