¿Cómo vivió el final de una temporada nefasta?

Tan mal como el aficionado más implicado. Además de tener intereses particulares al trabajar en el club, soy aficionado al Real Zaragoza desde que era niño. Del equipo que eres de corazón solo lo sabe tu madre. A quién veías en la tele, qué camiseta pedías…soy zaragocista desde pequeño y he padecido ese plus de sufrimiento por estar, además, trabajando en el club. Sufro mucho por todos los trabajadores y cuanto mayor es la responsabilidad más complicado es. Afortunadamente, el final no fue dramático.

¿Llegó a pensar que la salvación era imposible? ¿Tiró la toalla?

No, porque pensaba que la plantilla y los profesionales que había tenían la suficiente capacidad para levantar la situación, pero en las dinámicas negativas hay que tener un grandísimo carácter y sobre todo desde que llegó Juan Ignacio (JIM), el rendimiento del equipo fue de notable alto bajo la amenaza del descenso y eso no es fácil.

El papel de la cantera ha sido fundamental en la permanencia. ¿El Zaragoza se ha salvado gracias a ella?

El resurgir ha sido de todo el equipo. La actuación de los chicos de la cantera adquiere relevancia si se integran bien y el equipo los acepta. Ha sido una labor de todo. Nosotros consideramos la cantera una especie de apéndice más de un primer equipo que no está compuesto por 25 futbolistas sino por 45, que son los del filial y, por extensión, los de más abajo. Todos ellos son potencial plantilla del primer equipo. No nos ha sorprendido su rendimiento porque sabemos que su seriedad y sus características encajan de lleno en el fútbol de élite. Han hecho cosas importantes en las categorías inferiores del Real Zaragoza compitiendo ligas a transatlánticos del fútbol nacional y europeo y eso es imposible que sea de casualidad.

¿Entonces no le ha sorprendido lo que han hecho Francés, Francho o Azón?

No, me ha agradado, eso sí, el altísimo nivel de competitividad que han mostrado en esa situación de presión y eso refleja una madurez competitiva de futbolistas. Esa personalidad se va construyendo a través de un carácter de base y con las experiencias. Somos conscientes de que, para todos, la cantera no es un gasto, sino una inversión. Y el jugador sabe perfectamente que si hace las cosas bien tiene opciones de llegar y que no es un sueño irrealizable.

¿Cuál es el mensaje que se manda al futbolista de la casa?

Les digo que todos tienen herramientas internas para ser profesionales del fútbol pero han de saber utilizarlas. El fútbol es una profesión como otra cualquiera y hay que respetarla porque, de lo contrario, te echa.

¿Cuál es el ejemplo?

Cada lugar tiene su propia idiosincrasia y a veces no sabemos reconocernos en nuestros propios rasgos. Pero aquí hay un futbolista aragonés que reúne todos esos rasgos que nos definen. Se llama Alberto Zapater, un espejo muy claro donde mirar. Y esos tres jugadores de los que hablaba antes, al igual que Soro, Vallejo, Clemente, Guti, Nieto, Pombo, Delmás o Lasure, tienen, en su gran mayoría, esos rasgos en común. Son competitivos, no se creen mejores que nadie y tienen, en su gran mayoría, ese punto de no hacer demasiado ruido fuera del campo. Su rendimiento es, además, indiscutiblemente alto.

¿De qué se siente más orgulloso?

Esta es mi cuarta etapa en el Zaragoza y la segunda de Ángel Espinosa (su mano derecha). Y de lo que más orgulloso estoy es de los compañeros que estuvieron aquí antes que yo trabajando con los chicos. De todos con los que he compartido tiempo, ya sean jefes, dirigentes o compañeros. Porque esto es labor de todos. Siempre hemos sido escuchados y respetados y disponemos de grandes entrenadores. Nadie escatima esfuerzos para que las cosas puedan salir bien aun siendo conscientes de que disponemos de medios muy inferiores al de otras canteras. Pero nadie podrá decir jamás que nuestros chicos no son tan buenos como los de cualquier otro lugar. Se ha demostrado que aquella frase desafortunada de que Aragón no es tierra de toreros ni futbolistas no es cierta.

¿Alguien se lo ha puesto difícil?

Nunca. Todos nuestros jefes han entendido perfectamente que la valoración de la cantera es siempre a medio y largo plazo. No ha habido un solo momento difícil y soy de los que creen que cada paso ha de tener un argumento. Quizá no tenemos mucha fuerza en algunas cosas pero aquí hay algo muy importante y es que todos tiramos en el mismo sentido. No seremos los más fuertes, ni los más ricos ni aquí habrá el mejor clima pero cuando somos capaces de empujar todos en el mismo sentido, somos un rival nada fácil de batir.

¿Por qué volvió cuando le reclamó Juliá?

Porque había trabajado con él en el Real Zaragoza, tomó la dirección del primer equipo y diseñó un plan con una serie de personas que podíamos ser importantes, como Espinosa, Arjol, Suñén o yo, que lo organizamos y hablamos con el club para saber lo que pretendía. Le dimos nuestro enfoque, cambiamos cosas y tomamos decisiones muy difíciles con gente muy válida. Cinco años después estamos relativamente satisfechos, pero sin mirarnos el ombligo porque el fútbol requiere una mejora constante.

¿Cuál ha sido la decisión más difícil?

Al principio, cuando tuvimos que sustituir algunos entrenadores totalmente capacitados para seguir, pero decidimos dar un enfoque distinto y cambiar cosas. Y esta temporada hemos cambiado a Raúl Martínez como entrenador del División de Honor juvenil en una decisión que fue tremendamente difícil porque es una persona muy querida en el plano deportivo y humano, pero creímos que era lo correcto. Aunque, sin duda, la decisión más difícil es tener que decirle a un niño que no debe seguir. Sabes que no eres dios y que te puedes equivocar y hay que tratar de argumentar la decisión y ser empático.

¿Hasta cuándo durará la fuga de talentos?

Es producto del siglo XXI. Hay una normativa del siglo XX muy alejada de la realidad de este siglo. Hay muchos factores que influyen y es algo que deben cambiar porque, si no, el fútbol de canteras profesionales morirá. No puedes trabajar en la inseguridad de que el trabajo vaya a ser aprovechado por otros actores. Pero también es una consecuencia del éxito. Nuestros jugadores han sido buenos toda la vida, pero los éxitos que han tenido en el primer equipo o los juveniles hacen que el foco se vuelva hacia los lugares donde está sucediendo eso y, a partir de ahí, los equipos profesionales van a lo fácil y a donde tienen menos problemas para obtener un jugador de un club que ofrece menos dinero que yo. Pero nosotros nos vamos a quedar con el que quiera quedarse y disponemos de dos argumentos muy fuertes: uno, que este es uno de los lugares donde, a día de hoy, tienes la hoja de ruta más clara para ser profesional y, en segundo lugar, y que nadie se engañe, el mejor lugar para que un niño se desarrolle es su casa, también en el fútbol. La realidad es tozuda y el porcentaje de aquellos que crecen futbolísticamente en su entorno es alto. Y estamos muy orgullosos de nuestros chicos. Especialmente, de los que quieren seguir. Los riesgos están ahí y el año pasado nueve futbolistas de categorías no profesionales se fueron pero el problema no es que se vayan sino que, además, lo hacen sin compensación alguna para el Zaragoza.

¿Cuál es el sueño?

El gran lujo es dedicarse a lo que a uno le gusta y estar viviendo profesionalmente del fútbol es un sueño. A partir de ahí, el principal motivo por el que entré en el fútbol base ya está cumplido, que es que los chicos aragoneses sean respetados a nivel nacional como una de las canteras más importantes del fútbol español. Es un homenaje a todos los que pudieron ser y no fueron, a todos los entrenadores o gestores (Villanova, Rojo, Lafita, Costa, Larraz o Chirri..) que abrieron la senda que nosotros tratamos de seguir con la mayor dignidad posible y sin los que nada hubiera sido posible.

¿La venta de un canterano cada verano es un pequeño fracaso de club?

Para nada. Los compañeros que tienen que tomar esas decisiones lo hacen por el bien del club. El fútbol sin apreturas económicas es muy sencillo, pero los que tienen que conjugar la parte deportiva y la económica lo tienen muy difícil y gozan de toda mi confianza en que hacen lo mejor para el club. No venden porque quieren vender sino por necesidad económica. La venta de un canterano, como dijo Guti, no es un problema sino una ayuda al club. A todos nos gustaría que los mejores siguieran aquí, pero la realidad es la que es y todos, también los aficionados, estamos intentando levantar el club a pulso.

"No me han sorprendido los canteranos del primer equipo, sino que me ha agradado el altísimo nivel de competitividad que han mostrado"

¿Por qué le pidió volver a Javier Garcés apenas unos meses de decidir que no continuaba en la casa?

Tenía lo que necesitaba el equipo juvenil cuando lo pusimos: una grandísima experiencia y la mente limpia tras estar meses en el paro y haber salido de una situación personal complicada. He trabajado con él, sé de su capacidad y es un experto en la División de Honor juvenil. Tenía el tipo de energía que haría rendir al equipo y así lo pensamos, y tuvimos la suerte de que aceptó con la humildad que le caracteriza. Acababa de entrenar al filial hace unos meses y tuvo la humildad y la ilusión de aceptar dirigir al juvenil en el que ha hecho una labor para resaltar.

¿Iván Martínez ha sido el pagano de una temporada horrible?

Es un muy buen entrenador al que le ha tocado vivir la cara amarga del fútbol. Él sabe que esto puede pasar y trabajó lo mejor que pudo, pero a veces las dinámicas son difíciles de revertir y eso es lo que sucedió cuando estuvo al frente del primer equipo.

Ambos tienen contrato. ¿Seguirán o se avecinan cambios en algún equipo?

Nunca avanzamos este tipo de cosas ni posibles cambios porque es una decisión no solo del club sino de los propios entrenadores porque son ellos los que han de manifestar sus impresiones y fuerzas. Nunca hacemos estimaciones apresuradas. Primero escuchamos y después valoramos.