Era una operación de complejidad extrema para el Real Zaragoza y no se va a dar. Juan Diego Molina, Stoichkov, una de las prioridades del club aragonés para el ataque no jugará en La Romareda y su destino más probable, por no decir prácticamente seguro, está en el Eibar, recién descendido de Primera. El jugador gaditano negocia su rescisión del Mallorca, con el que le queda un año de contrato, aunque es factible que al final haya un acuerdo de traspaso entre la entidad armera y el club balear con cifras por objetivos. La capacidad económica del Eibar y su candidatura segura al ascenso parecen haber seducido a Stoichkov, que también tenía ofertas en firme del Sporting o el Tenerife, además de la posibilidad del Zaragoza, que lleva meses detrás de este jugador y no solo con la actual dirección deportiva que encabeza Miguel Torrecilla.

Stoichkov, de 27 años y que llegó al Mallorca en 2018 desde la Balompédica Linense, solo ha militado en esa primera temporada en el club balear y después ha tenido dos cesiones consecutivas, primero al Alcorcón y luego al Sabadell, con el que no pudo evitar el descenso en esta temporada. El Mallorca, recién ascendido a Primera, tenía claro que le iba a dar salida y el futbolista, con el deseo también de jugar en la élite aunque no en el conjunto balear, ha optado al final por mantenerse en la categoría de plata, donde ha tenido numerosas propuestas. El Zaragoza lo tenía subrayado en rojo en su agenda, pero la más que escasa, por no decir nula, capacidad de maniobra del club, pendiente del desembarco de la nueva propiedad, le ha terminado de alejar de una puja en la que nunca fue favorito.

 El atacante ha disputado esta temporada 38 partidos con el Sabadell, 33 de ellos en el once, con 11 goles en Liga y otro más en Copa, además de tres encuentros en el Mallorca antes de salir cedido al final del mercado de verano. En la categoría de plata lleva, desde 2018, 30 goles en 96 encuentros. Se trata de un mediapunta con mucha movilidad y que puede jugar en cualquiera de las tres posiciones por detrás del delantero, aunque su preferencia es hacerlo como segundo punta. Posee gol, velocidad y desparpajo, aunque es algo irregular en su rendimiento, con altibajos a lo largo de una temporada.

De origen familiar humilde, Juan Diego Molina, que debe su apodo al gran ídolo de su padre, se formó en la cantera del Espanyol, dio el salto a Segunda B en el Cacereño para pasar después por las filas del Europa y el San Roque de Lepe y llegar en 2015 a la Balompédica Linense, donde estuvo tres temporadas, la última de ellas, la 17-18, con 10 goles, le abrió las puertas del Mallorca, que lo fichó estando en Segunda y donde tuvo una primera temporada de aportación irregular, con tres dianas y un total de 20 partidos oficiales, en el equipo que logró el ascenso a Primera. En el verano siguiente fue cedido al Alcorcón para ser una de las sensaciones de la categoría de plata en la 19-20, con hasta 16 dianas. Esta campaña ha estado cedido en el Sabadell y ahora su destino, salvo giro inesperado, está en Ipurua.