Poco aliciente suele tener una pretemporada, un ligero entrante antes del plato principal, la Liga, pero siempre queda ese ligero gusanillo de ver si el asunto tiene buena pinta o no. Y de momento, en la primera prueba contra el Calahorra de Primera RFEF, se constató ya la necesidad de darle la vuelta al equipo que vivió en el precipicio, que más cerca estuvo de bajar y que finalizó la campaña con un bochornoso 0-5 frente al Leganés en La Romareda.

El proceso de venta del club sigue su curso con una lentitud inversamente proporcional a la necesidad que tiene el Real Zaragoza de empezar a construir una plantilla que está pañales. Básicamente son los mismos jugadores del curso pasado y eso, salvo milagro, aboca a otro año de incesante sufrimiento. Vendrán fichajes, pero la demora puede trastocar en exceso una planificación ya coja.

En Calahorra simplemente se vio lo evidente, que se necesitan incorporaciones. Y no pocos precisamente, los suficientes para dar un giro de 180 grados. Por supuesto, es una prueba de pretemporada, la primera tras todo el verano y con las piernas cargadas, pero eso no impidió que el Real Zaragoza mostrase viejos vicios de un pasado que evoca pesadillas. Estuvo muy espeso, apenas hubo rapidez en el ataque, hubo demasiadas imprecisiones en el medio que costaron pérdidas, el ataque no encontró el modo de generar peligro y todo ello se aderezó con errores defensivos groseros. La tarjeta se quedó muy por encima del par.

Siete o más

«El Zaragoza tendrá un equipo supercompetitivo, muy bueno, para llevar al club al sitio que merece», aseguró JIM en su primera comparecencia. Habló en futuro, porque se requieren, al menos, siete incorporaciones más. De momento, la primera, que fue Fran Gámez, no se vistió de corto en Calahorra.

Hará falta un central, un medio defensivo, otro centrocampista con más recorrido siempre y cuando se marchen James o Javi Ros (que están más cerca de quedarse que de irse), un par de jugadores de banda y, sobre todo, hasta tres delanteros, porque lo más probable es la venta de Narváez. Además, con menos urgencia, si se fuera Chavarría se buscaría un perfil de lateral que se pudiera adaptar a ambos flancos del campo. Ahora bien, el club necesita desatascar su situación institucional y que Torrecilla tenga plena conciencia de los recursos de los que va a disponer para avanzar.

Peybernes es el central elegido para complementar a Jair y Francés, que siguen del curso pasado, y Clemente, que regresa de una cesión. El Zaragoza quiere al galo de vuelta y el francés lo mismo, pero el Almería no afloja. El club andaluz pidió hace un mes 400.000 euros por su traspaso, pero necesita aligerar masa salarial por lo que podría acceder llegado el caso a darle esa carta de libertad siempre que el futbolista perdone el año de contrato que le resta.

El medio defensivo también está elegido y es uno de los perfiles, sin duda, más necesarios, como se evidenció en Calahorra. Un futbolista fuerte, posicional, con presencia y con salida de balón. Ahí están jugando Eguaras, cuyo trato de pelota es superior a su fortaleza física; y Francho, que da la sensación de estar desaprovechado tan atrás. El nombre es Edgar González, del Real Betis y que estuvo en el Real Oviedo cedido, pero no es una operación fácil. Luismi era otra alternativa y Pepelu quedó descartado.

Uno de los objetivos para el medio de un perfil con más recorrido era Juanma Sanabria, pero el exzaragocista se marchó cedido al Atlético San Luis mexicano. Para el ataque, la dupla soñada es la conformada por Borja Garcés, del Atlético de Madrid y que en el Fuenlabrada metió 6 goles en 21 partidos; y Cristo González, que pertenece al Udinese y que en el Mirandés, desde enero, logró cuatro dianas. Casi todo el trabajo sigue pendiente y el tiempo corre en contra.