El Zaragoza es pobre pero honrado. Casi sobran dedos de las dos manos para contar los jugadores del primer equipo a disposición de JIM, cuyos recursos son tan escasos como los aficionados que acudieron anoche a la reunión con el fútbol casi un año y medio después. Pero todas las carencias y dificultades se reducen un tanto ante la honradez de un ejército valiente y corajudo tan consciente de lo mucho que falta como de lo que no puede faltar. Resistió al Getafe, otro Primera, que solo pudo doblegar a un serio Zaragoza desde los once metros (0-0 (5-6)).

Aunque en pleno verano todo fue muy frío. Agosto, la pandemia y sus derivados dejaron en casa, en el pueblo o en la playa a la inmensa mayoría. Los pocos que acudieron al ansiado reencuentro con La Romareda y el Zaragoza hicieron poco ruido. Zaragoza y Getafe también.

El último ensayo antes de la puesta de largo oficial mostró al equipo reconocible que pretende construir JIM, obligado a ir tirando con lo poco que tiene a la espera de que Torrecilla le dé buenas noticias. Mientras, el Zaragoza, eso sí, será esa escuadra corajuda amparada en el carácter competitivo que le salvó la vida. 

El habitual 4-1-4-1 lo integraron los once jugadores llamados a componer el primer once de la campaña a expensas de la llegada de fichajes que acompañen a Fran Gámez, la única cara nueva hasta ahora. Aunque la mostrada por James a lo largo del verano se parece bien poco a la de la pasada temporada. Si el nigeriano supera de una vez sus sempiternos problemas físicos, JIM tendrá otro fichaje más.

El esforzado Zaragoza volvió a dejar patente que es un equipo trabajado. Notable en la presión, solidario y disciplinado, mantuvo a raya, otra vez, a un Primera. El Getafe, como ya habían hecho antes Elche o Valencia, estuvo incómodo durante buena parte de una primera mitad en la que solo vio de cerca a Cristian en el descuento, cuando Mitrovic estrelló un cabezazo en el larguero tras un saque de esquina que no acabó en gol de milagro ya que ni Unal ni Olivera acertaron a marcar tras el rechace de la madera. Antes, el peligro había llegado a través de una falta directa que Conde negó a Zapater y una internada de Chavarría cuyo centro no halló aliados.

La reanudación deparó un panorama similar, con el Getafe más incisivo y un Zaragoza al que se le comenzaban a ver los costuras provocadas por el cansancio, el desgaste y el calor, lo que obligó a JIM a tirar de banquillo en busca de aire fresco. Entre los recambios apareció Clemente recién recuperado del covid y uno de los ocho canteranos (sin contar a Ratón) con los que JIM acabó una contienda que los locales pudieron llevarse en una contra que Francho culminó mal para un equipo que derrocha oficio pero que sigue sin dientes.