Cinco fichajes (Fran Gámez, Lluís López, Álvaro Giménez, Petrovic y Borja Sainz) y otro más muy próximo, cerrado en la práctica, a punto de llegar con la cesión desde el Cádiz de Nano Mesa y a la espera de un centrocampista ofensivo o un mediapunta para completar un mercado de verano en el que Miguel Torrecilla se ha visto abocado a ejecutar en todos los casos planes alternativos, a mirar en las segundas, terceras o hasta más abajo en la lista de opciones, porque las primeras se fueron al limbo con el paso de los días. El director deportivo se ha encontrado un panorama muy difícil, casi dantesco, por el proceso de venta del club no culminado, lo que llevó primero a una parálisis en la planificación y después a una puesta en marcha al ralentí y con unos recursos en el límite salarial limitados, en el escenario intermedio que el ejecutivo dibujó en julio de los tres que había.
Las dudas que en los futbolistas a fichar provocó ese proceso, las tardías salidas de Vuckic y Larra, las que más salario liberaban, la incógnita de Narváez en una planificación en la que se trabajó con su venta como escenario más probable, pero después se pidieron cuatro millones al Elche por su traspaso y el club ilicitano solo llegó a tres con objetivos… Han sido factores que han movido el esbozo de plan de Torrecilla y de Juan Ignacio Martínez para que el mercado se haya parecido muy poco al que dibujaron al acabar la temporada pasada.
Así, la mayoría de las ofertas del Zaragoza se han movido en los 250.000 euros brutos, salvo algunas excepciones, como la cesión de Álvaro Giménez, el fichaje de Petrovic o, probablemente, el préstamo de Nano Mesa, ya que implican un gasto mayor. En el boceto inicial, la apuesta era indiscutible por jugadores con experiencia en Segunda o al menos en el fútbol español y solo ir al extranjero si no quedaba más remedio, lo que se ha cumplido a rajatabla. Y, a principios de junio, Torrecilla buscaba un portero, por la salida de Ratón, que al final no se produjo, un lateral derecho, un central, con nombre y apellidos en Peybernes, un mediocentro defensivo, un 6, uno creativo, un 8, un extremo y dos o tres delanteros en función del adiós de Narváez.
El primero en llegar
Fran Gámez fue el primer fichaje en llegar, pero no era la alternativa favorita para el lateral diestro. Ahí estaba el nombre de Víctor Gómez, pero Torrecilla se vio obligado a acelerar para traer un lateral por la grave lesión de Vigaray, para que JIM no hiciera la pretemporada sin ningún jugador profesional en ese puesto. El Espanyol en julio no bajaba de la idea de que el club que quisiera a Víctor asumiera toda su ficha, de más de medio millón, algo que sí hizo hace una semana con el Málaga, y Fran Gámez, una alternativa bien considerada y factible en lo económico, fue el elegido tras desvincularse del Mallorca.
La apuesta firme por Peybernes para el eje de la zaga y la confianza en su palabra de llegar al Zaragoza tras salir del Almería llevaron a que el club dejara pasar otras opciones (Dani Calvo o Etxeita) por estar convencido de que el club andaluz aceptaría una salida sin traspaso, como sucedió, y que 'Pey' cumpliría con lo acordado. Sin embargo, el francés se decidió por el Málaga, al que también el Almería le facilitó más las cosas que al Zaragoza. Lluís López, que estaba en la lista en una posición más retrasada, fue el elegido, primero con la idea de cesión, pero al final desvinculado del Espanyol y con un contrato de dos años más dos opcionales.
En el medio, con Pepelu como quimera desde el principio, porque el Levante ni se planteó la cesión, para el deseado 'stopper' Edgar González era la alternativa principal, un mediocentro físico, alto y de buen nivel en su cesión al Oviedo, además de que puede jugar de central y de 8. Un multiusos, vaya. Pero el jugador convenció a Pellegrini y el Betis congeló su salida, ya descartada por cierto. Luismi Sánchez, tras salir del Elche, era la otra opción, pero el centrocampista gaditano siempre prefirió volver al Oviedo, cuya oferta era mejor económicamente que la zaragocista. Torrecilla sí tenía en mente como alternativa de rango medio a Petrovic, descartado en el Almería, y jugó bien sus bazas para convencer al serbio, cuyo contrato por dos años subirá mucho en caso de ascenso.
Un ataque casi nuevo
Para el 8, la negativa a salir de Javi Ros y el tren cogido por James Igbekeme, sobre el que se planteó una salida y después se decidió una continuidad, cerraron esa vía, ahora convertida en un centrocampista ofensivo, un mediapunta que tenga último pase y llegada y que pueda jugar tanto en el medio como en las bandas. No vendrá en ese puesto tampoco una primera opción, por la negativa ya de algún jugador de Primera a salir o por el fichaje por otro club de Segunda de otra de las apuestas, añadiendo que la opción de Jota Peleteiro, libre tras desvincularse del Alavés, es una quimera.
En la banda, Paulino de la Fuente era una opción de peso y que gustaba mucho, pero el futbolista, libre tras el descenso del Logroñés, quiso decidir pronto su futuro y a principios de julio, cuando el Zaragoza estaba bloqueado, firmó por el Málaga. Álex Gallar, otra posibilidad deseada, se marchó de nuevo al Cartagena cedido por el Girona porque la propuesta del ‘Efesé’ era superior en casi 200.000 euros. Mientras, en Ibai Gómez, libre tras desvincularse del Athletic, el esfuerzo era excesivo y no había certeza absoluta de su momento físico. Borja Sainz fue el elegido, un extremo de proyección por su juventud y que llega cedido por el Alavés.
En ataque, con la previsión de una delantera nueva y sin Juanjo Narváez, la idea consistía en mezclar veteranía y juventud, donde la intención era buscar futbolistas que pudieran explotar en el Zaragoza. En ese perfil estaban las dos prioridades, el colchonero Borja Garcés, al que sus agentes quisieron ceder a un equipo de Primera o de Portugal para acabar en Segunda en el Leganés, y Cristo González (Udinese), cesión trabajada desde hace meses y en la que contaban con el beneplácito del jugador, que cambió de idea con la irrupción final del Valladolid por su deseo de jugar en Primera y de incluir una opción de compra obligatoria en ese caso. Así, las referencias para el ataque con el intento fallido de Hugo Duro (Getafe) van a ser más experimentadas, con Álvaro Giménez y Nano Mesa, teniendo en cuenta que el Zaragoza también soñó con Stoichkov al comienzo del mercado, pero su caché estaba disparado, con el Eibar como destino, y que tanteó muy seriamente a Enric Gallego, que pudo ser más viable tras su despido cobrando lo que le restaba de contrato en Osasuna. De hecho, la oferta zaragocista no andaba lejos de lo que firmó en Tenerife, casi 400.000 euros brutos, el problema era lo que computaba a efectos de límite salarial por su salario en los últimos años, un margen al que el Zaragoza no podía llegar.