Cuando la historia se repite una y otra vez deja de ser casualidad para convertirse en una tendencia. Cuando un equipo apenas es capaz de extraer rédito alguno de su capacidad para generar fútbol y crear peligro, la mala suerte deja de ser un asidero para convertirse en una excusa. Porque, si bien es cierto que la fortuna está burlándose del Zaragoza cada fin de semana, no es menos real que el equipo aragonés no le marca un gol al arco iris. Este sábado, ante otro recién ascendido, el único que logró lo desvió un defensa rival porque el tiro de Narváez tenía pinta de correr la misma suerte que el resto de los 16 intentos de un Zaragoza desesperante de cara al gol. Una escopeta de feria.

Eso sí, las sensaciones son bien positivas, pero de eso no se come. El Zaragoza, tras media docena de partidos, solo ha sido capaz de ganar uno de ellos y apenas ha celebrado cuatro tantos, lo que, irremediablemente, le aboca a la zona baja de una tabla que no espera a nadie. Y menos a los que en el cargador solo lucen balas de fogueo. O el Zaragoza soluciona de una vez su falta de puntería o esa frustración acabará por amargarle la vida.

Y es una pena. Porque el equipo aragonés es ese dulce delicioso que se atraganta cuando más lo estás disfrutando. Ratos felices, que no felicidad completa. Su primer periodo fue, otra vez, para enmarcar pero sus propios errores en las dos áreas le penalizaron demasiado. El primero, nada más empezar, cuando Aldasoro apareció demasiado solo entre líneas antes de abrir a Martín en la banda izquierda y que su centro lo desviara lo justo Magunazelaia para dar la primera en la frente. 

El sofocón, cuando muchos aficionados zaragocistas aún no habían ocupado su asiento, volvía a obligar al equipo de JIM a nadar contra corriente, algo que ya ha tenido que afrontar en cinco de los seis encuentros disputados hasta la fecha.

Pero el Zaragoza, de la mano de un excelso Eguaras, reaccionó bien. El navarro, que ha comenzado la temporada tocado por una varita, demostró que se puede tirar de un carro con un tiralíneas. A base de presión alta, solidaridad y fútbol, el Zaragoza se fue a por su oponente con un cuchillo entre los dientes, sí, pero con la hoja de plástico. Narváez volvió a ser el más incisivo, pero el colombiano, negado, disparó al muñeco en la primera gran ocasión local tras recibir un mágico pase de Eguaras.

Otro truco del navarro dejó a Nano Mesa solo ante Ayesa, pero el zaragocista cruzó demasiado el esférico poco antes de que Arambarri hiciese el favor de la tarde a los aragoneses al entregar primero el balón a Narváez y desviar después su lanzamiento lejano para devolver el empate al luminoso.

El tanto quitó un peso de encima al Zaragoza, que, sin embargo, no despegó el pie del acelerador. Ayesa volvería a emplearse a fondo ante sendos intentos de Nano Mesa y Narváez, que volvería a apuntar mal al rematar de cabeza un gran centro de Francés cuando su marca más cercana estaba a años luz.

La Real B bastante tenía con aguantar el tirón mientras esperaba tiempos mejores. Aunque el paso por el vestuario tampoco le aportó respiro alguno. Un disparo de Narváez rozando el poste tras dejada de Álvaro y, sobre todo, una vaselina de Francés que González sacó bajo palos salvó a los donostiarras de una derrota merecida hace tiempo y solo evitada por la clemencia de un Zaragoza que comenzaba a desesperarse ante su sempiterna ineficacia.

Xabi Alonso movió el banquillo y acertó al poner entre líneas al aragonés Roberto López para aprovechar el cansancio del hasta entonces espectacular trivote zaragocista y el zaragozano rozó el gol con un disparo lejano. 

JIM respondió con un triple cambio, pero el verdadero rescate fue la expulsión de Ezkurdia cuando peor lo pasaba un Zaragoza reventado. La superioridad devolvió la fe a los locales, pero no la puntería. Narváez, de nuevo, cabeceó flojo poco antes de que Vada, solo y sin portero, mandara a las nubes un rechace del meta. La Romareda se tiraba de los pelos. 

Pero la maldición no acababa ahí. Narváez marcó al fin pero su tanto fue invalidado por fuera de juego tras enviar a la red otro rechace de Ayesa a intento de Azón. Aún tuvo otra el colombiano en el descuento, pero otra vez definió mal. Lo del Zaragoza, más que una maldición, es una condena.

R. Zaragoza: Cristian Álvarez; Francés (Adrián, m.89), Lluís López, Chavarría; Zapater (Vada, m.68), Eguaras, Francho (Borja Sáinz, m.83); Nano Mesa (Bermejo, m.68), Alvaro García (Iván Azón, m.68) y Narváez.

Real Sociedad B: Ayesa; Blasco, Arambarri, González de Zarate, Ezkurdia; Garrido (Roberto López, m.63), Pokorny, Aldasoro; Djouahra (Alkain, m.63), Magunazelaia (Zoilo, m.80) y Martín (Kortajarena, m.89).

Goles: 0-1. M.2. Magunazelaia; l-1. M.19. Arambarri (propia puerta).

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Árbitro: De la Fuente Ramos (Comité Castellano-leonés). Expulsó a Ezkurdia por doble amonestación (m.77). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Vada y Adrián y a los visitantes Pokorny, Roberto López, Alkain y González de Zárate.

Incidencias: partido correspondiente a la sexta jornada de la Liga Smartabank, disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 20.000 espectadores.