En Lugo se vio al Real Zaragoza menos fidedigno a su ideal hasta ahora salvando el estreno contra el Ibiza. Cabían dos opciones, que el equipo aragonés impusiese su ley y su forma de entender el fútbol, con toque, combinaciones, velocidad y raseando el balón; o que el cuadro gallego llevase al aragonés al terreno pantanoso de segunda jugada y bombardeo al área en el que se siente a gusto.

Esa guerra la venció el Lugo, que consiguió embarrar a un Real Zaragoza incómodo y desubicado tácticamente. Tuvo sus momentos de cierta lucidez, especialmente en el tramo intermedio de la segunda mitad, pero en general los locales irritaron a los blanquillos y no permitieron que se jugase a lo que querían.

Se notó demasiado que ese tipo de encuentro estorba al Real Zaragoza. Las ayudas llegaron tarde, la salida de balón no fue fluida, se generaron demasiados espacios entre líneas y en los laterales hubo autopistas, especialmente mientras un más que desafortunado Nieto estuvo sobre el campo. El Lugo ahí se refrota las manos.

Las finas costuras se le volvieron a ver en defensa a un Real Zaragoza deshilachado, pero entre tanto frenesí ofensivo del Lugo sobresalió la figura de Jair Amador, el defensa que más dio la talla. Ejerció de líder y de veterano, fue un muro durante todo el partido, dirigió a la defensa, estuvo pulcro en la salida de balón, sin complicaciones, y, sobre todo, aportó sus centímetros ante el fuego enemigo desde todos los frentes. Cada centro que le cayó lo repelió y cada balón suelto lo despejó.

Es una figura necesaria en el Real Zaragoza, un jugador con madurez, con los galones necesarios para ejercer como jefe de la defensa. En Lugo fue, sin duda, el futbolista de la retaguardia que más sostuvo al equipo y solo una anticipación de Manu Barreiro le pone un borrón a su sólida actuación. Francés sigue sin estar cómodo en el lateral, Lluís López estuvo blando en el cuerpo a cuerpo, despistado en las marcas y desacertado en los despejes, Nieto se dio de bruces con Gerard Valentín y Gámez, en la izquierda, fue una moto gripada.

Te puede interesar:

Aunque sigue el Real Zaragoza sin cerrar el grifo de la defensa (ya son seis partidos seguidos encajando), Jair está respondiendo a las expectativas con las que llegó el curso pasado y que le ha costado tiempo cumplir. Vino con la etiqueta de central fiable y poderoso en el juego aéreo y, sobre todo, llegó llamado para ser lo que es hoy, el central más indiscutible del equipo. Pero en su primera campaña las lesiones musculares y la falta de ritmo hicieron que se tardase en ver su mejor cara.

En el tramo final de la temporada pasada se comenzó a atisbar al Jair que se esperaba y, en la presente, sí que está confirmando esas expectativas, gracias en gran medida a la confianza, a sentirse importante, a verse fijo en la zaga y a considerarse un líder por ser el defensa más veterano de todos. Por ello, posiblemente esté en su mejor momento como zaragocista. En Lugo sacó las castañas del fuego de una defensa incómoda y fue uno de los grandes guardianes del punto logrado.