Cinco goles ha marcado el Real Zaragoza y ninguno de ellos ha venido precedido de una jugada elaborada. Dos de penalti, otros dos tras recibir un regalo del rival y uno más a través de la estrategia para completar el raquítico bagaje ofensivo de un equipo aragonés que continúa mostrando una desesperante ineficacia en ataque, lo que le ha anclado a la zona baja de la tabla clasificatoria. 

Los problemas con el gol se mantienen desde la pasada campaña, cuando el Zaragoza fue un desastre en ataque, sobre todo, por la inoperancia de los delanteros fichados para ejercer de referencia ofensiva y que acabaron resultando un fiasco. Vuckic y Toro Fernández no lograron marcar en toda la temporada, mientras que Álex Alegría, fichado en el mercado invernal, solo firmó un tanto. Azón, un recién llegado al primer equipo de apenas 18 años entonces, y Narváez, máximo artillero del equipo con nueve dianas, fueron los únicos que encontraron el camino hacia un gol que sigue siendo ese completo desconocido.

Entre la campaña anterior y la actual, el Zaragoza acumula ya 888 minutos sin marcar a través de una jugada elaborada, lo que equivale a casi 15 horas. El último tanto que llegó así fue el anotado por Francho ante el Castellón en el antepenúltimo partido de la pasada temporada (el 20 de mayo). El tanto, logrado en el minuto 12 tras una combinación con Nárvaez, abrió el camino de la salvación definitiva para un equipo que posteriormente marcaría dos más, uno de Azón al rematar un saque de esquina botado por Zapater, y otro de Tejero al transformar un penalti cometido sobre el propio delantero zaragozano.

Desde entonces, la escasa producción goleadora del Zaragoza ha llegado, sobre todo, desde el punto de penalti. Así fue el tanto de Zanimacchia en Mallorca (el último de la pasada temporada) y dos de los cinco logrados hasta ahora por el conjunto aragonés en la 21-22 convertidos por Vada en Fuenlabrada y Borja Sainz en Lugo. Los tres restantes tampoco han venido precedidos de una jugada elaborada o de una contra a pesar de las múltiples ocasiones que ha tenido un equipo inmerso en una profunda sequía goleadora. 

Los rivales, arma secreta

De hecho, los defensas rivales han sido la mejor arma ofensiva de los blanquillos. Vada aprovechó un mal control de Bellvís en Alcorcón para culminar la remontada zaragocista y Narváez marcó de rebote después de que el defensa de la Real B, Arambarri, le entregara el balón al borde del área y desviase la trayectoria del tiro. Solo el tanto anotado por Eguaras en Santo Domingo contiene cierta elaboración, aunque la realidad es que el gol fue pura estrategia al sacar Zapater en corto una falta cercana al área para conectar con el navarro, que, tras un gran control, mandó el balón a la red con el exterior de su pierna derecha. 

Pero ha sido una especie de excepción. Porque el Zaragoza es el equipo menos efectivo y eficaz de la categoría. El cuadro aragonés necesita más de veinte disparos para marcar, lo que supone un bagaje alarmante para una escuadra que aspira, primero, a salir cuanto antes de abajo y, después, a tener algún tipo de aspiración más allá de sobrevivir.