El Real Zaragoza viene de una última temporada muy pobre, salvada en unos meses finales estupendos en los que resurgió de sus propias cenizas de la mano de JIM con la más tradicional de las fórmulas, la de los entrenadores de toda la vida: mucho trabajo psicológico con sus jugadores, cercanía y cariño con el grupo y una casa con unos buenos cimientos. El equipo terminó decimoquinto y sumó 50 puntos, finalmente cuatro por encima de la zona de descenso a ese agujero negro con una nueva denominación muy cool pero tan tenebroso como siempre para cualquier club histórico, como es el caso. Además de ternura con sus chicos, desde el punto de vista futbolístico Juan Ignacio Martínez sostuvo aquel milagroso renacimiento gracias a la construcción de un bloque fuerte defensivamente y a un buen puñado de victorias en La Romareda. Eso sí, arrastró hasta el último día unos terribles problemas ofensivos: el Zaragoza marcó 37 goles en 42 jornadas y sus delanteros, salvo Narváez y Azón, hicieron un ridículo histórico.

Decimoquinto. 50 puntos. 37 goles a favor. Toda la temporada coqueteando con el descenso. Para aspirar a causas mayores, la plantilla necesitaba cambios profundos y piezas mejores. La reestructuración llegó a fondo este pasado verano con ocho contrataciones, Gámez, Lluís López, Petrovic, Vada, Nano Mesa, Yanis, Borja Sainz y Álvaro Giménez, junto a la vuelta de Clemente. Sin embargo, con ocho jornadas de Liga ya disputadas, el soporte del equipo continúa principalmente apoyado sobre los futbolistas que ya estaban la pasada temporada.

El Real Zaragoza necesita mucho más de sus nuevos fichajes, especialmente de los atacantes. Gámez ha sido titular con regularidad, favorecido por la lesión de Vigaray, que le ha eliminado por completo una competencia que, quizá, hubiera puesto en entredicho su condición. Nano Mesa se ha asentado en el once inicial en las últimas jornadas. No ha marcado aún, pero ha estado presente, agitador y ha aportado velocidad y llegada. El bajo rendimiento de Álvaro Giménez le mandó de la titularidad al banquillo, Borja Sainz ha tenido presencias discontinuas, Yanis apenas ha enseñado algunas cositas en muy pocos minutos, Petrovic decepcionó profundamente por sus carencias físicas y Lluís López tiene colgado el cartel de tercer central, irregular cuando ha actuado de inicio. De todos ellos, Vada es ahora mismo el hombre del momento. Tras hacer dos goles en dos ratos, JIM le acaba de dar entrada en la formación titular y el argentino ha aportado energía, chispa, disparo, llegada y carácter, algo que necesitan los carriles interiores y el medio del campo. Se ha hecho merecedor de más. Como más necesitan dar los fichajes de este verano, que aún tienen muchas cuentas pendientes.