El derbi en la Romareda, en una Romareda con el aspecto de las grandes noches, con 25.300 espectadores, acabó en tablas, un empate que no le vale de casi nada al Zaragoza, el único equipo de toda Segunda que no ha ganado en casa, y que tampoco le sirve en demasía al Huesca, aunque salió con mejor sabor de boca de un partido lleno de intensidad y vacío de pólvora. Los zaragocistas, que suman cinco empates seguidos y seis jornadas sin perder, no salen del descenso y vieron escapar el triunfo en la segunda mitad, cuando Álvaro Giménez, en una buena aparición tras el descanso salvo en el remate, mandó un balón al palo y una pena máxima con el mismo destino. Al final, el Zaragoza se quedó con la sensación muy amarga del que rema para morir siempre ahogado, mientras el Huesca, que fue de más a menos, tampoco tiene motivos para una felicidad extrema.

Dispuso JIM un once con dos cambios, con las entradas esperadas de Lluís López y Juanjo Narváez, pero sorprendió al darle el 9 a Nano Mesa y dejando al colombiano caído en banda, mientras que Ambriz varió hacia un 4-4-2 con Seoane y Mikel Rico en la medular. No le salió la apuesta a JIM por el canario en punta y fue relevado al descanso. El Zaragoza arrancó algo mejor, con un remate de Vada desviado, pero enseguida el Huesca se adueñó del choque. Lo hizo frenando las deseadas transiciones rápidas de los zaragocistas y cortocircuitando la medular, con el problema, ya conocido, que tiene el equipo blanquillo para generar peligro en estático.

Buffarini, serio y duro, empezó a desquiciar a Juanjo Narváez, más caído en el césped que metido en el partido, y donde no llegó el argentino lo hicieron Ignasi Miquel o Rico para que el Huesca frenara en seco el ímpetu zaragocista jaleado por una Romareda con ambiente de gala. Una gran jugada de Joaquín, entre Narváez, Eguaras, Chavarría y Jair, acabó en el despeje de Cristian y ahí se constató que el partido era azulgrana, sobre todo por el costado derecho, donde el Huesca encontró mejores vías.

El otro camino lo vio en la estrategia, con Marc Mateu rozando el gol olímpico en dos córners, uno despejado con muchos apuros por Cristian y en una falta a la que llegó justo Pulido. Con los resbalones, sobre todo de Fran Gámez, como tónica en muchos momentos por el estado rápido del césped, el Zaragoza estaba muy incómodo y el partido, lejos de ser bueno, más bien al contrario, sí tenía intensidad y emoción, lo propio de estos duelos.

El Zaragoza pareció sacudirse algo el agobio a la media hora, pero Joaquín, en un remate que dio en Chavarría la mandó al larguero, mientras el equipo de JIM seguía muy atascado. Con Eguaras muy apagado, tapado por Escriche, y Zapater sin presencia, la medular era oscense y ahí tenía el dominio del choque, para que se jugara a lo que querían los azulgranas. Una falta de Bermejo a Florian Miguel rozó el penalti para culminar una mala primera parte del madrileño, no mejorada después. El lanzamiento de Seoane se fue desviado, en el último aviso de una primera parte de claro color visitante en el fútbol y sobre todo en las ocasiones. 

Mejoría zaragocista

En la segunda mitad, JIM tiró de Álvaro por Nano Mesa y el cambio benefició al Zaragoza, mientras que el Huesca perdió con Cristian Salvador en lugar de un Seoane tocado. Hubo cambio de guardia en el dominio del partido y mejoraron los zaragocistas, donde Eguaras empezó a dejarse ver más en la conducción. Andrés le sacó un cabezazo a Álvaro y un remate desde la frontal a Eguaras, pero el Huesca asustó con un disparo alto de Mikel Rico a pase de Escriche con Zapater sin poder cortar la acción.

La falta de fortuna zaragocista volvió a aparecer con un remate al palo de Álvaro Giménez a centro de Chavarría cuando Andrés solo podía contemplar cómo entraba el balón. Ambriz tiró de Ferreiro y el gallego amenazó a un Zaragoza ya muy expuesto y abierto, que pudo pagarlo caro en un error en la salida de balón en el que Pulido, de lo mejor del Huesca, no pudo superar a Cristian. El último cuarto de hora iba a ser decisivo y el partido podía caer de cualquier lado, con James en lugar de un Vada muy venido a menos. Andrés tapó el centro de Fran Gámez, solo, y Florian Miguel hizo un penalti sobre Álvaro que Hernández Maeso no vio, pero sí el VAR. El delantero alicantino lo mandó al palo para desesperación de la grada, que no podía creerse tanta mala suerte. Ambriz vio que era el momento de guardar el punto y reforzó la medular con Nwakali, mientras que JIM, que retrasó en demasía los cambios y que hizo uno triple, con Azón, Petrovic, por el lesionado Eguaras, y Adrián para intentar buscar la lotería final. No tocó y el Zaragoza sigue con su paso de tortuga, punto a punto y sin salir del descenso, mientras que el Huesca tampoco recupera el camino.

 Ficha técnica:

R. Zaragoza: Cristian Alvarez; Fran Gámez, Lluís López, Jair, Chavarría; Vada (James, m.76), Eguaras (Petrovic, m.91), Zapater (Adrián, m.91), Bermejo (Iván Azón, m.91); Nano Mesa (Alvaro Giménez, m.46) y Narváez.

S.D. Huesca: Andrés Fernández; Bufarini, Pulido, Ignasi Miquel, Florian Miguel (Nwakali, m.85); Joaquín (Ferreiro, m.69), Mikel Rico, Seoane (Cristian Salvador, m.46), Marc Mateu; Escriche y Pitta (Gaich, m.89).

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Árbitro: Hernández Maeso (Comité Extremeño). Amonestó con tarjeta amarilla a los zaragocistas Bermejo y Zapater y a los visitantes Escriche, Pitta y Florian Miguel.

Incidencias: Partido correspondiente a la novena jornada de Liga de Segunda división disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 25.300 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento de Luis Belló, exjugador y exentrenador del Real Zaragoza con el que conquistó como técnico la Copa de España y la Copa de Ferias en el año 1964.