Al Real Zaragoza su ya eterna sucesión de empates, hasta siete consecutivos, a uno solo del récord histórico en Segunda, y ocho en total en 11 jornadas le ha dado para muy poco, solo para bordear la zona del catastrófico descenso, en la que no va a caer antes de saltar este lunes por la noche a Montilivi (21.00 horas. Gol) para medirse al Girona, pero en la que saldrá metido de lleno si pierde ante el conjunto catalán, una derrota que tendría terribles consecuencias para un equipo que necesita ya de forma urgente victorias. Hasta ahora esas tablas mayoritarias, con una solitaria victoria y dos derrotas, le han dado oxígeno solo para sobrevivir, de forma gris y en una sensación de caída de fútbol, que hasta hace unas semanas tenía mucho más brillo, que no augura nada bueno. Necesita vida el equipo de JIM y eso solo pasa por sumar tres puntos, primero en Gerona, pero después enlazar algún botín más para dar color a tantas igualadas que le martirizan en estos momentos porque le suponen un avance de tortuga muy lejano al necesario en la pomada de Torrecilla.

«Hay que ganar sí o sí, repitió ayer en alguna el técnico zaragocista, consciente del valor de esos tres puntos en un equipo que no está ni mucho menos muerto, que tiene carácter para levantarse y que hasta hace poco tenía más fútbol que ahora. Sin embargo, se empeña en ir a remolque en el marcador, solo en seis minutos de un total de 990 fue por delante, cuando ganó en Alcorcón, y cada vez está tirando a la basura más ratos en los partidos y hace más cosas mal, o no al menos de la mejor manera, señales claras de que la confianza en lo que hace se está perdiendo. 

Por eso es vital ganar, levantarse y vivir. Hacerlo además poniendo tierra de por medio con la zona de descenso. Si vence en Montilivi, en la que sería su segunda victoria del curso, la dejará a tres puntos, pero al margen de la cuestión numérica están las sensaciones y las necesidades. Las primeras ya no son tan buenas y necesitan el refuerzo de los triunfos. Las segundas son demasiadas ya y es evidente que el equipo está en la sala de Urgencias, que todo lo que no sea ganar este lunes aumentará las dudas y las sombras, sobre el grupo y sobre el propio JIM, de méritos de sobra ganados en el curso pasado pero que sabe que nada hay más débil en el fútbol que un entrenador que no consigue victorias.

Sin Juanjo Narváez y con cambios

No está aún esa cuerda para romperse en el Zaragoza, pero es indiscutible el carácter vital de un triunfo que el equipo tendrá que lograr sin Juanjo Narváez, baja por la lesión, una pequeña e inesperada rotura, en la parte alta del muslo derecho que le deja fuera de Montivili y en el próximo mes. En su presencia y su aportación siempre hay claroscuros. Tiene más gol que nadie, pero a veces condiciona mucho el fútbol del equipo. Sin él y con el resto disponibles, excepto Vigaray y Lasure, JIM tocará con total seguridad el once con respecto al del pasado jueves, probablemente vuelva al dibujo con el 4-1-4-1 y meta frescura y piernas en el equipo titular teniendo en cuenta que el Zaragoza va a jugar su tercer partido en nueve días y también por el dibujo con tres centrales que usa el Girona, ya que exige ser fuertes en el medio y profundos en las alas. 

De este modo, se esperan no menos de tres cambios. Chavarría, al que unas leves molestias le dejaron sin jugar el jueves, Francho, baja ante Huesca, Málaga y Ponferradina por su lesión con la sub-21, y Nano Mesa, tras su pisotón ante el cuadro oscense, apuntan a volver al once. Y el lugar de Narváez se lo disputarían Bermejo o Yanis, con más posibilidades para el madrileño. Mientras, Iván Azón tiene muchos números de ocupar la plaza de Álvaro Giménez en ataque tras dos partidos en los que el alicantino ha jugado sin noticias de su aportación goleadora otra vez y hasta Eguaras, muy al límite físicamente, puede tener descanso y que Petrovic ocupe su sitio, aunque eso parece menos factible.

El Zaragoza, pésimo y lastrado en La Romareda, ha conseguido seis puntos de quince fuera, un balance correcto, hasta bueno si en casa hubiera hecho los deberes. Al no hacerlos, va a Montilivi exigido ante un rival con no menos dudas y muy irregular, aunque con mucha capacidad en sus filas. Tras disputar los dos últimos 'playoffs' de ascenso, y quedarse a las puertas en ambos, y llevar cuatro de los últimos ocho, el Girona anda lejos ahora de esa zona, marcando el descenso tras una victoria en Anduva que permitió a Míchel coger aire cuando ya empezaba a tambalearse. No tiene a Terrats y Pol Lozano ni al lateral David Juncá por lesión, aunque sí podrá contar con Jairo en la banda, en ese esquema con tres centrales y dos carrileros típico en Montilivi en los últimos tiempos y que ahora ha retomado el técnico madrileño en el que la otra cal la ocupará Arnau, liberado por la sub-19 . 

Un enemigo irregular

De mediocampo hacia arriba cuenta con calidad y pegada: Borja García, Aleix García, Baena, Valery, Samu Saiz... y Stuani, ya venido a menos y que puede ocupar el sitio de Nahuel Bustos, ahora titular de referencia. Es un buen enemigo en la teoría, pero lleva solo 7 puntos de 18 en su feudo y le falta demasiada confianza en su juego. El rival está en una situación propicia para asaltar su estadio, para lograr un triunfo que estaría lleno de vida para el Zaragoza. 

Alineaciones probables:

Girona: Juan Carlos, Arnau, Santi Bueno, Bernardo, Juanpe, Jairo; Aleix García; Álex Baena, Borja García; Nahuel Bustos o Stuani y Samu Saiz.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Fran Gámez, Francés, Jair, Chavarría; Eguaras, Francho, Vada; Nano Mesa, Bermejo e Iván Azón

Árbitro: Raúl Martín González Francés, del comité canario.

Estadio: Estadi Municipal de Montilivi. 21.00 horas