Juan Ignacio Martínez tiene garantizada su presencia en el banquillo del Real Zaragoza el próximo jueves (19.00 horas) ante el Burgos. El club no se ha planteado ninguna otra opción a pesar de que el equipo sigue en la zona de descenso tras sumar una sola victoria en los trece encuentros que se han disputado, pero el crédito del técnico alicantino hace tiempo que ha dejado de ser ilimitado. De hecho, JIM se juega su futuro en los próximos encuentros, sobre todo frente al Burgos en El Plantío y el domingo en La Romareda contra el Sporting. Dos malos resultados situarían al entrenador en una posición extremadamente delicada y con numerosas opciones de no continuar.

La confianza del Real Zaragoza en JIM para que el alicantino sea capaz de revertir la situación y escapar de las posiciones peligrosas se mantiene, pero la falta de victorias se ha convertido en un lastre muy pesado que amenaza con llevarse al técnico por delante si el equipo no reacciona. Y el empate en el último minuto del partido del pasado domingo ante el Mirandés ha hecho mucho daño.

Pero JIM, que acumula decisiones extrañas y muy cuestionables sobre todo en las últimas jornadas, aguanta, al menos de momento. Las próximas citas serán determinantes en el futuro de un técnico consciente de su situación. De hecho, ya admitió, en la previa del partido ante la Ponferradina, que “desde el primer día que llego a un club sé que estoy cuestionado, pero es que yo me cuestiono a diario todo lo que hago. ¿Si tengo crédito? Sé cuál es mi profesión y aquí, en el fútbol, solo vale ganar”. Y el Zaragoza no lo hace desde hace casi dos meses.

Así que JIM sigue, por ahora. El alicantino, eso sí, cuenta con el respaldo de un vestuario que, en su mayoría, está con su entrenador. Pero la crisis se agudiza cada vez más y amenaza ya el puesto del técnico, que, si bien cada vez está más cuestionado, todavía no ha sido señalado por la afición, que el pasado domingo arreció severamente su crítica hacia la directiva, a la que considera la principal responsable de la actual situación. A la conclusión del partido, eso sí, hubo silbidos y protestas para todos, pero solo un cántico: ‘directiva dimisión”.

La posición de JIM, en todo caso, nada tiene que ver, de momento, con la de los últimos entrenadores que han sido destituidos en el Real Zaragoza. El equipo no gana pero al menos sigue sin perder. Nada que ver con aquel equipo de Baraja, Alcaraz o Idiakez, todas ellas elecciones de Lalo Arantegui. Ahora, JIM, apuesta de Torrecilla, todavía cuenta con el crédito adquirido la pasada temporada, cuando fue el gran artífice de una salvación que por momentos llegó a parecer utópica. Aquello le concede, todavía, cierto margen de confianza, pero, si el Zaragoza no espabila y las victorias siguen sin llegar, su situación se tornaría mucho más complicada. Casi insostenible.

De momento, JIM dirigirá al equipo aragonés en Burgos, donde su futuro comenzará a estar en juego. Un mal resultado podría convertir el choque del domingo frente al Sporting en un ultimátum.