La 15ª jornada de Segunda
Volver a sonreír
El Zaragoza vuelve a ganar con público en La Romareda 623 días después. El triunfo confirma el alza del equipo y le reconcilia con una afición fiel que solo vivía golpes en su regreso al estadio

Nano celebra eufórico su gol mirando a la grada de La Romareda. / JAIME GALINDO
S. Valero
El 23 de febrero de 2020 el Zaragoza era un misil hacia Primera y doblegaba en una Romareda casi llena al Deportivo. Desde entonces, 623 días con sus 623 noches, un año, ocho meses y 15 días, el zaragocismo no había visto ganar a su equipo. Tocó por fin, tras una larguísima travesía provocada por la pandemia, que dejó una Romareda vacía, y clave en la reacción para la salvación, y ahora en un inicio de campeonato donde el retorno de la gente a su templo no tenía la contraprestación de los triunfos, a veces por la falta de eficacia (Sanse o Huesca), otras por discretos partidos (Ibiza, Cartagena, Oviedo y Ponferradina) y alguna porque se escapó cuando ya parecía hecho (Mirandés), pero al final llegó, los 18.300 espectadores del Municipal pudieron vibrar otra vez con un triunfo de este Zaragoza de crecida, que va tomando pista de despegue tras una eterna sucesión de empates que amenazaron su estabilidad.
La dinámica se empezó a romper en Burgos, con un triunfo afortunado en un partido flojo y que supuso un antes y un después para que el Zaragoza se liberara tras derribar el muro que nueve empates consecutivos habían traído en la mentalidad del equipo. El siguiente paso era devolver al zaragocismo, al público fiel y entregado de La Romareda, parte de su apoyo incondicional, darle una alegría tras tanto tiempo, primero de ausencia de su campo y ahora de sinsabores por no ver ganar a los suyos. El botín ante el Sporting tuvo ese valor, los tres puntos, pero sobre todo la vuelta de las sonrisas a La Romareda más de 20 meses después.
El Municipal acabó entonando el himno, con las bufandas al viento y con una explosión de alegría que recordó tiempos mejores, no ya esa tarde de febrero de 2020 cuando todo parecía cantado para que el Zaragoza volviera a su sitio, sino otros más de antaño donde la felicidad venía con más frecuencia a un estadio viejo y ahora tristemente acostumbrado a vivir un fútbol de plata cuando siempre estuvo en la nobleza y con grandes noches europeas.
En este presente más prosaico, el Zaragoza de JIM ha logrado regatear el peor inicio sin ganar en casa en toda su historia, puesto que nunca se habían alcanzado las ocho primeras citas sin victoria. El actual se queda empatado con el de la 96-97, ambos con 7. Lo hizo con un triunfo merecido, incontestable, que refleja que este equipo va al alza y que, si es capaz de ser fuerte en casa ,sus números fuera (10 puntos, el sexto mejor) son ya tan buenos que esa mejoría ante su sufrida gente le catapultará de forma natural a la pomada de la que hablaba Torrecilla.
Ganar al Sporting, estrenar el casillero de victorias de local, deber ser el primer paso para buscar ese equilibrio global en el balance y para aumentar el número de sonrisas en La Romareda. En ese estadio, el Zaragoza no ganaba desde el 20 de mayo pasado, cuando superó al Castellón para certificar la permanencia. Pero entonces el campo estaba mudo. Ahora, ya no lo está.
Y en los peores momentos, cuando no llegaban las victorias, el zaragocismo ha estado para ayudar a un equipo que lo necesita, que requiere de ese empujón porque no le sobra nada. Por eso, ahora es tiempo de disfrutar, de sonreír, de volver a cantar el himno, de recordar que esta Romareda, que sobrevive con sus muchos años y la ausencia de reformas, puede volver a vibrar con su equipo. Eso recuperó en el triunfo ante el Sporting. Ojalá sea la primera de muchas más sonrisas.
Gritos de nuevo contra la directiva
Después de los dos goles del Zaragoza se escucharon gritos de «directiva dimisión» que ya se habían oído en el final del partido ante el Mirandés. En las dos ocasiones la mayoría de esa protesta llegó desde la zona norte del estadio, donde está el Gol de Pie, aunque también fueron secundados por aficionados de otras partes.
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