Veinte partidos y 1.800 minutos después, el Real Zaragoza volvió a marcar de cabeza rematando un centro a balón parado. El tanto de Clemente en La Palma ante el Mensajero alivia un déficit en este apartado que viene arrastrando el equipo aragonés durante toda la temporada, en la que no ha sido capaz de encontrar el gol tras un saque de esquina o una falta. Un mal de altura que provoca que el Zaragoza acumule ya más de seis meses en las nubes en el uso de esta herramienta en la faceta ofensiva.

En todo caso, el conjunto blanquillo sí sacó partido de la estrategia a balón parado en Alcorcón, donde una inteligente conexión entre Zapater y Eguaras derivó en el tanto del navarro para igualar el tanto inicial de los alfareros. Pero aquel gol no llegó desde lo alto, sino a través de una combinación a ras de suelo.

De hecho, hay que remontarse más allá de seis meses para encontrar la última diana del Zaragoza marcada de cabeza tras aprovechar un centro a balón parado. Fue el 20 de mayo, en el partido que acabaría confirmando la salvación del equipo aragonés, al que JIM devolvió a la vida. Entonces, Iván Azón cabeceó a la red en el segundo palo un centro medido de Zapater desde la esquina para encarrilar la victoria ante el Castellón (3-0)

Desde entonces, el Zaragoza había acumulado fracasos en cada situación a balón parado. Especialmente relevante es la nulo rédito obtenido de los córners a pesar de haber botado ya 79 lanzamientos de este tipo a lo largo de las 18 jornadas que se han disputado hasta ahora. 

Porque el Zaragoza apenas logra rematar envíos desde la esquina y, cuando lo hace, no acierta a marcar. Nada que ver con la eficacia mostrada la pasada temporada, cuando, ya con JIM en el banquillo, el equipo blanquillo consiguió numerosos goles de estrategia. Vigaray en Málaga, Jair en Sabadell, Azón en Cartagena o en La Romareda contra el Castellón, o Adrián transformaron en goles la fortaleza zaragocista cuando el balón volaba por los aires. En cambio, ese acierto no ha tenido continuidad esta campaña. Eso sí, al menos, el Zaragoza tampoco está concediendo demasiado en esta disciplina en el plano defensivo.

Nuevo asistente

Tuvo que ser la Copa la que acabó con el mal de altura de los aragoneses. Y Clemente, un jugador prácticamente inédito hasta el duelo en La Palma. Pero, además, ese tanto llegó con un ejecutor nuevo, César Yanis, cuyo certero envío cerrado desde la parte derecha del ataque zaragocista fue directo a la cabeza del defensor aragonés. El panameño, de este modo, firmaba su primera asistencia y lograba lo que Zapater, Bermejo o Vada todavía no han conseguido a balón parado. El Eibar, el lunes, será el encargado de comprobar si el Zaragoza ha dejado de estar, definitivamente, en las nubes en el ataque aéreo.