Radosav Petrovic y Valentín Vada llegaron este verano desde el Almería al Zaragoza en dos operaciones que parecían inviables en la parcela económica cuando se plantearon y que acabaron saliendo por la paciencia del director deportivo, Miguel Torrecilla, y por los vericuetos que siempre ofrece el mercado. El ejecutivo, lento para ofrecer una mejora merecida y prometida a Francés y Francho o que no manejó bien la renovación de Clemente, acertó en la gestión de los dos centrocampistas, que en su anterior club sumaban de forma amplia más de dos millones entre ambos en sus fichas anuales y que llegaron por menos de 700.000 euros y en propiedad. Por dos años Petrovic y por idéntica duración y uno opcional Vada.

Ni que decir tiene que ambos desean jugar más que nunca este sábado ante el equipo que les dejó apartados todo el verano, aunque el argentino lo tiene más que complicado por su esguince de tobillo. El serbio fue el primero en llegar, el 10 de agosto, tras rescindir su vínculo porque JIM y Torrecilla tenían claro que la plantilla necesitaba un mediocentro defensivo alto, con despliegue táctico y que abarcara campo. Edgar, del Betis, y Luismi, tras rescindir con el Elche, eran las primeras opciones, pero se esfumaron en julio. 

El director deportivo zaragocista convenció a Petrovic, con un contrato que aquí ronda los 400.000 euros y tiene su aliciente en si llega el ascenso, con un incremento considerable. El serbio, de 32 años, se inició en el Partizan y militó en el Genclerbirligi, el Blackburn Rovers, el Dinamo de Kiev, el Sporting de Lisboa o el Río Ave, un currículum dilatado que siguió en el Almería, donde llegó en el verano de 2019 firmando por 3 años como una de las grandes apuestas de Turki Al-Sheikh, con un salario que superaba el millón de euros. Su primera campaña fue notable, con 28 partidos. En su segunda, campaña jugó 32 encuentros aunque solo 13 en el once inicial. 

En la pretemporada, fue apartado junto a Vada, Peybernes, que estuvo cerca de repetir destino en La Romareda para dar la espantada e irse al Málaga, o Aguza y entrenaron en solitario primero y con el filial después. Petrovic se contagió de coronavirus y todo eso llevó a que llegara muy bajo de forma, lo que se notó en los primeros partidos, sobre todo en Alcorcón. Ahora, ha tomado ventaja en la pugna por el pivote con Eguaras y ha sido titular en los dos últimos encuentros ligueros.

Vada, junto a Cristian Álvarez durante una sesión. ANDREEA VORNICU

El fichaje de Vada, de 25 años, se cerró sobre la bocina del mercado y el argentino, en julio, era una quimera, un imposible. Su ficha también superaba en el Almería el millón de euros y el futbolista, que dio el salto a Europa muy joven, en juveniles, a la cantera del Girondins, apuntaba a otros destinos. El final de agosto y la necesidad de fichar un medio ofensivo llevó a plantear operaciones como la cesión de Baeza (Celta) o de Pablo Martínez (Levante) o la incorporación de Orellana tras salir del Valladolid, pero fueron puertas cerradas.

Torrecilla tenía avanzada la posibilidad de Kraev (Midtjylland), pero esperó a la difícil rescisión de Vada, al que le quedaban 3 años en el Almería y cuya llegada el 31 de agosto fue considerada un regalo, ya que su ficha anual ronda los 250.000 euros. El rendimiento que ha dado ya deja entrever el acierto de su incorporación.

Arribó también fuera de forma, pero le costó cogerla menos que a Petrovic. Cuando ha estado a plenitud es indiscutible y lleva cuatro goles, pero ha enlazado dos lesiones, en el aductor y en el tobillo. Su salida del Almería no fue la mejor, ya que en la temporada 19-20 se las tuvo tiesas con el club, y en particular con el asesor deportivo, Joao Gonzalves, y con el director general, Mohammed El Assy, para ser cedido en el curso pasado al Tenerife y tener que dejar el equipo este verano. Por eso, sus ganas de jugar el partido del sábado son inmensas. En el Zaragoza, por cierto, hay otros ex del Almería, como el propio JIM y los delanteros Álvaro y Narváez.