Miguel Linares ha tenido que decir adiós. Le hubiera gustado hacerlo en el campo, jugando, marcando, disfrutando por última vez de la que ha sido su vida durante los últimos veinte años, desde que debutó en Tercera con el Utebo en 2002. Pero el futbolista de Fuentes de Ebro se ha visto obligado a parar a los 39 años tras no poder recuperarse de la lesión de rodilla que sufrió en octubre de 2020. «Al final son muchas horas en el gimnasio y ves que la rodilla no va a estar para competir. Por mucho que lo intentes tienes que pensar también en el día a día de después de dejarlo. Para el día a día la tengo casi bien pero cuando hago esfuerzos me duele y se resiente», explica Linares.

Aunque el final no es el soñado, sí lo es todo el cariño que se ha llevado el delantero. Desde que se hizo oficial su decisión a través del Ejea, su último club, no pararon de llegarle mensajes por todos los medios posibles. «Es increíble. Esperas que la gente te recuerde con cierto cariño, pero recibir tanto supone un orgullo», asegura. Ese es uno de los grandes premios que le deja su dilatada trayectoria, de la que destaca también bonitos momentos deportivos. «El debut con el Zaragoza, los ascensos con el Elche y el Oviedo, el playoff con el Alcoyano, la salvación con el Recre...», enumera, aunque «lo más difícil es conseguir el cariño de la gente y por eso es de lo que más orgulloso me siento».

Aunque solo pudo estar dos años en el primer equipo del Real Zaragoza, del 2018 al 2020, es una etapa inolvidable para él. Pudo cumplir el sueño de cualquier zaragocista y lo hizo trabajando siempre al máximo y en silencio, con profesionalidad y pasión, pese a que era uno de los futbolistas menos utilizados de la plantilla. «Gracias por tu pasión y tu zaragocismo, Miguel. Gracias por darlo todo cada día que defendiste nuestro escudo. Te deseamos lo mejor en tus nuevos proyectos», escribió el Real Zaragoza 

 «En el corazón hay dos escudos. El del Real Zaragoza, que venía de serie, y el del Oviedo, que se metió ahí por derecho propio», asegura el exjugador. Y es que en Oviedo es todo un ídolo. Desde la capital del Principado de Asturias le llegaron cientos y cientos de mensajes. «Mucha suerte en tu nuevo camino, Miguel. Sabemos que tu corazón azul siempre tendrá un pedazo oviedista. ¡Gracias por todo!», escribió el club. También se acordaron de él otros equipos aragoneses como el Barbastro. «Hoy se retira un ídolo de la UD Barbastro. Gracias, querido Miguel Linares, por todo lo que nos diste en aquellas 3 mágicas temporadas», escribió en Twitter. 

Miguel Linares debutó en el Utebo en 2002 y jugó dos años en el equipo de Santa Ana para pasar al Zaragoza B, donde estuvo un curso antes de recalar en el Huesca en 2005. Barbastro y Alcoyano fueron sus otros equipos en Segunda B antes de debutar en Segunda con el Salamanca en 2009. Después estuvo en el Elche tres temporadas, hasta que el conjunto ilicitano logró el ascenso, para marcharse después al Recreativo de Huelva. En 2014 fichó por el Oviedo, entonces en Segunda B, para ascender a Segunda.

El Reus fue el paso previo para que Linares pudiera cumplir uno de los sueños de su vida, vestir la camiseta del primer equipo del Real Zaragoza. Lo hizo desde 2018 a 2020, jugando un total de 35 partidos de Liga y anotando siete goles. Tras su salida del club zaragocista se comprometió con la SD Ejea, pero solo pudo jugar los partidos amistosos de preparación, ya que en un partido de Copa RFEF en Llagostera, en la primera semana de competición, cayó lesionado en su rodilla y ya no ha podido volver a jugar. Desde 2004 han sido 444 partidos oficiales en categorías profesionales y 131 goles. Ahora se va a dedicar «a disfrutar con la familia, y luego ya se verá».