Parece tan evidente que el gran problema del Real Zaragoza es su desesperante falta de gol que sorprende la insistencia tanto de su técnico, Juan Ignacio Martínez, como del director deportivo, Miguel Torrecilla, en mantener el discurso de que la clave es no encajar atrás para, a partir de ahí, crecer. La seguridad defensiva, tradicionalmente asociada al éxito en esta categoría, ha sido, sin embargo, un mero asidero para un equipo al que su inoperancia ofensiva le condena a estar demasiado lejos de arriba y obligado a mirar de reojo hacia abajo.

El Zaragoza, el equipo menos goleador de la categoría junto al Fuenlabrada tras haber anotado solo 17 dianas en los 23 encuentros disputados, es el sexto que menos encaja (23). El desequilibrio le mantiene a una distancia sideral de la famosa pomada.

En realidad, la relación de JIM con el gol desde que tomó las riendas del Real Zaragoza no ha sido excesivamente buena. Porque el cuadro aragonés no ha sido capaz de perforar el marco adversario en 18 de los 47 choques dirigidos por el técnico alicantino (24 la pasada temporada y 23 en la actual), lo que supone un porcentaje cercano al 40% (38%). 

La sequía es especialmente hiriente esta campaña, ya que el conjunto aragonés se ha quedado a cero en diez de los 22 duelos ya jugados, es decir, cerca de la mitad. Seis de ellos se disputaron en La Romareda (0-0 contra Ibiza, Oviedo y Huesca, 0-1 ante el Cartagena y 0-2 frente a Tenerife y Leganés), mientras que los otros cuatro fueron a domicilio (2-0 en Valladolid y Miranda, 3-0 en Almería y 0-0 en Ponferrada).

En la anterior, el Zaragoza no anotó en un tercio de los duelos en los que JIM estuvo al frente. En casa se quedó sin gol ante Alcorcón (0-1), Cartagena (0-0), Sporting (0-0), Espanyol (0-0) y Leganés (0-5), mientras que lejos de su feudo sucedió en Albacete (1-0), Oviedo (1-0) y Girona (3-0).

Mal endémico

El mal, cierto es, no es nuevo y viene castigando a un Zaragoza negado con el marco rival y que solo en diez de esos 47 encuentros dirigidos por JIM ha sido capaz de anotar más de un gol, lo que supone apenas un 21% de todas las contiendas libradas por los aragoneses bajo el mando del alicantino. Además, en el escaso caudal de tantos materializados por el equipo blanquillo durante este periodo figuran hasta once penaltis convertidos, lo que reduce aún más el acierto de los zaragocistas para conseguir un gol en jugada.

Pero, en sus declaraciones públicas, tanto JIM como Torrecilla han dejado claro que no es ese asunto el que más les preocupa, sino rescatar la solidez defensiva que, consideran, les llevará por el buen camino. De ahí que el entrenador subrayara, en el último partido jugado en Ponferrada, el valor de haber vuelto a dejar la portería a cero después de haber encajado siete goles en los tres compromisos anteriores frente a Tenerife, Almería y Mirandés.

Sin embargo, esa obsesión por que Cristian deje puesto el candado en su puerta tampoco se ha venido traduciendo en victorias (solo cinco en toda la temporada). Porque de las siete ocasiones en las que el Zaragoza ha acabado un encuentro sin recibir un tanto, solo en tres ha conquistado el triunfo. Lo hizo en Burgos (0-1) y en los duelos disputados en La Romareda frente a Sporting (2-0) y Eibar (1-0). En los otros cuatro no fue capaz de pasar del empate sin goles y, además, casi siempre ante su propia afición (0-0 ante Ibiza, Oviedo y Huesca y también en El Toralín el pasado domingo).

Así que la puerta a cero es el problema, sí, pero no tanto la propia como la contraria. Porque el Zaragoza no está obteniendo réditos de esa regularidad atrás que le mantiene entre los mejores de la categoría en ese apartado, pero sí se está viendo lastrado por una incapacidad goleadora que le ancla demasiado lejos de cualquier aspiración más allá de la de seguir en el infierno por décima temporada seguida.