Antes de la Navidad, cuando faltaban pocos días para que el mercado de invierno abriera sus puertas, la dinámica del Real Zaragoza empezó a girar y la situación clasificatoria, a complicarse. Después del parón, la coyuntura ha empeorado. Los resultados no han mejorado prácticamente y el equipo está ahora más abajo en la tabla y mucho más lejos del sexto: de estar a cinco puntos de distancia en la jornada 21 a diez en la 23. La zona de descenso continúa a seis.

En aquellos días prefestivos, Miguel Torrecilla pronunció una de las frases de la temporada, escenificación perfecta de cuál es el estado financiero y deportivo actual de la SAD. «No podemos acudir al mercado por límite salarial. La prioridad es que el mercado venga a nosotros con jugadores que entiendan que se tienen que ir y liberar masa salarial», explicó el ejecutivo. Ante la inminente llegada de enero, el Real Zaragoza estaba atado de pies y manos.

Torrecilla exageró en su reflexión. Ha habido con quien la montaña ha venido sola, como ahora con James, y con quien ha habido que ir a ella, con Eguaras, Adrián, Clemente o Ros. El director deportivo trazó una estrategia activa, no simplemente pasiva. Torrecilla no ha esperado sentado en su despacho viendo la vida pasar sino que él mismo la ha agitado para conseguir el objetivo del club: liberar espacio salarial para poder reforzar la plantilla, que buena falta le hace a un equipo que marcha el 16º. Ahí es donde hay que encuadrar especialmente los movimientos, en un estado u otro, con Eguaras, Adrián, Clemente y Ros. Más que esperar al mercado, el Zaragoza ha ido directamente a por él, tomando la iniciativa.