¿Cómo va su adaptación al Fuenlabrada?

Estoy contento, el recibimiento fue fantástico y vine a un sitio donde tenía la plena confianza del director deportivo y del entrenador, que ya lo había tenido en el Málaga. También me siento feliz por estar por casa, la carrera de un jugador se va lejos muchas veces del domicilio de nacimiento, lejos de los tuyos, y esto también es un punto a favor de haber venido aquí.

¿Con qué sensación se marchó del Real Zaragoza?

Triste por dejar a los compañeros que tenía. Parece extraño en este mundo del fútbol, pero en año y medio me dio tiempo a hacer buenos amigos. Y triste también por la gente que trabajaba más cerca de nosotros, los fisios, los utilleros, Andrés, Raúl el nutricionista, el doctor… Gente que me ha tratado de forma increíble. Y, por supuesto, triste en el plano deportivo, porque si por algo fui a Zaragoza fue por tener unas sensaciones parecidas a las que viví en Málaga, donde logré un gran apego, y no he podido sentirlo así, primero por la pandemia y después por no tener la participación que me habría gustado.

En esto último, ¿qué porcentaje de responsabilidad tiene Adrián de no haber jugado tanto como esperaba?

Si tengo que darme algo de responsabilidad es con las lesiones que tuve al llegar, ya que obviamente cortaron en seco mi adaptación, pero es que muchas veces son incontrolables. Yo me cuido mucho, pero sin poder evitarlo te pasan. Era difícil lograr una estabilidad en mi juego porque no tuve la continuidad para ver si en realidad tenía nivel para jugar en el Zaragoza, aunque en la segunda vuelta de la temporada pasada tuve protagonismo, pude hacer goles y dar puntos al equipo. Me quedo con la sensación de no saber hasta qué punto pude dar más y no tuve la ocasión o si no me daba el nivel para aportar de verdad.

"Es duro salir siempre desde el banquillo. Es que daba igual cómo fuera el resultado o la situación siempre se optaba por ese cambio y muchas veces ni siquiera con tiempo"

Hasta marcharse, salió 15 veces desde el banquillo, 12 de ellas en los últimos diez minutos y la mayoría en los instantes finales. ¿Cómo se lleva eso?

Es duro, no voy a mentir. Es que daba igual cómo fuera el resultado o la situación siempre se optaba por ese cambio y muchas veces ni siquiera con tiempo, no de poder hacer algo en el plano individual sino casi por el equipo. Nunca me habría imaginado una situación así, no por el hecho de jugar más o menos, sino porque se repitiese tantas veces el mismo cambio.

¿Lo habló con el entrenador, con JIM?

No soy de pedir explicaciones cuando juego y tampoco si no lo hago. El míster me llamó un par de veces a hablar, intercambiamos opiniones, pero yo no fui a tocar su puerta para pedirle explicaciones.

"En diciembre deseaba marcharme. Había dos opciones, irme y demostrar que puedo seguir a un alto nivel en otro sitio o quedarme sabiendo que con el entrenador lo iba a tener más que complicado para lograr un sitio en el once"

En la rueda de prensa tras marcar al Burgos en Copa en diciembre, ¿ya intuía que su salida iba a ser sí o sí en enero?

Por mi parte deseaba que fuera así y marcharme. Es que veía que era una situación muy difícil de dar la vuelta y necesitaba jugar. Soy consciente de que tengo 33 años, venía de una temporada anterior dura y tengo que ser realista, saber que el fútbol se te escapa de las manos. Había dos opciones, irme y demostrar que puedo seguir a un alto nivel en otro sitio o quedarme a ver qué podía pasar en estos seis meses, sabiendo que con el entrenador que había lo iba a tener más que complicado para lograr un sitio en el once. Es que hubo momentos de la temporada en que pude entrar en esas rotaciones y había optado por otras ideas.

El exjugador del Zaragoza controla un balón ante dos rivales en el partido del Fuenlabrada ante el Cartagena. LALIGA

Su compañero Eguaras se marchó dolido por las acusaciones que había escuchado de él, de usted y de Javi Ros de ser unas personas tóxicas y tenía sus dudas de si eso había salido desde el club, ya que nadie lo había desmentido. ¿Hasta qué punto le duele a usted eso?

A mí no me duele nada. Íñigo lleva razón en todo lo que dice, pero a mí no me duele porque sé que es mentira y puedo ir con la cabeza bien alta de haber hablado siempre a los ojos y a la cara. Me fui con la total tranquilidad de ver las muestras de cariño de mis compañeros y de la gente que trabajaba más cerca de mí, que no solo lo hicieron de forma pública en las redes sociales, también en privado. Me marché triste por no haber tenido la oportunidad de jugar más y ser más importante, pero tuve peso en el plano emocional del grupo y eso me llena. Allá el que haya filtrado, si así ha sido, que yo he tenido esa actitud tóxica en el vestuario porque miente. Y miente de mis otros dos compañeros, que además son amigos. Y haciendo especial hincapié a Javi Ros, por su situación difícil en lo personal por esa larga lesión que tuvo que pasar.

¿Hacía falta tanto cambio en el Zaragoza en este enero?

No me corresponde decirlo a mí, es una decisión de la dirección deportiva y del entrenador. En mi caso fue Miguel Torrecilla el que me comunicó que el club le gustaría que saliera y que me ponían en el mercado. Y no hay más.

"Cuando Miguel me dijo el miércoles 12 de enero, el mismo día que a Íñigo, que el club me ponía en el mercado, le di las gracias por decírmelo a la cara y lo entendía. Dolido no me fui, pero sí triste por no haber podido vestir más esta camiseta"

¿Se marchó con algún reproche o dolido con alguien? 

No, porque dejando al lado esa mentira de la toxicidad, yo entiendo las decisiones deportivas y cuando Miguel me dijo el miércoles 12 de enero, el mismo día que a Íñigo, que el club me ponía en el mercado, le di las gracias por decírmelo a la cara y lo entendía, porque con un jugador como yo ocupando una masa salarial y sin ser utilizado demasiado en el campo se puede dar ese contexto. Dolido, no. Sí tengo la tristeza de no haber podido vestir más la camiseta del Zaragoza, en esa Romareda y disfrutando. Cuando yo fui allí lo hice más por un tema futbolístico que económico, quería sentir lo que era estar en un club así.

"La incertidumbre por la venta y la situación ha afectado poco. Ves que las noticias vienen y van y nunca se produce nada, así que te lo acabas tomando con la actitud de lo que tenga que pasar, pues ya pasará"

¿Hasta qué punto ha afectado en el vestuario la incertidumbre económica, la venta y todo ese contexto de crisis?

Pues sinceramente, poco. ¿La venta? Ves que las noticias vienen y van y nunca se produce nada, así que te lo acabas tomando con la actitud de lo que tenga que pasar, pues ya pasará. Es que ya no le dábamos importancia tras tantas noticias de que parecía que sí y luego no.

¿El Zaragoza se va a salvar?

Entiendo que por plantilla debería, aunque ahora no está en una situación cómoda y esperemos que los de atrás, como el Fuenlabrada, vengamos apretando. Mi escenario ideal es que se salven los dos, porque no dejo de tener muchos amigos allí y a gente que no me gustaría que le fuera mal.

Aquí durante las últimas semanas y meses se ha hablado de que quedaba tiempo, de la opción de engancharse a la pomada. ¿Al Zaragoza, a 17 jornadas del final, no le da para más que para salvarse?

No sé qué impacto van a tener los fichajes y las salidas que ha habido. No tanto en la situación de Enrique (Clemente), César (Yanis), Javi (Ros) o la mía, porque apenas participábamos, pero sí por una figura como la de Eguaras. La diferencia con la parte de arriba es grande, por mucha igualdad que haya en la Liga y que si ganas tres partidos seguidos lo veas todo de otra manera. Es indiscutible que al equipo le está costando enlazar victorias, tener esa regularidad y acierto ante el gol, y así es imposible.

"Entiendo que por plantilla el Zaragoza debería salvarse, aunque ahora no está en una situación cómoda y esperemos que los de atrás, como el Fuenlabrada, vengamos apretando"

Ha tenido una carrera larga, muchos partidos en Primera y en el Zaragoza solo ha estado año y medio y en Segunda. ¿Qué significa para usted este club?

El otro día en mi casa, viendo un montón de camisetas que me traje de Zaragoza, sentía ese orgullo y alegría por ver otro equipo más en mi vida, un club con la historia que tiene este. Tengo la suerte de haber vestido esa camiseta y cuando te haces mayor las cosas las disfrutas mucho más. Con 25 años no sé si la situación deportiva que he vivido estos meses la habría afrontado y lidiado de igual manera, probablemente no. Tengo ese orgullo de haber estado en este club y además siempre saco lo positivo de cualquier experiencia y también en este caso, en lo deportivo, que ha sido difícil lo vivido, y en el personal, por cómo me ha tratado la afición, con ese respeto y una confianza increíbles en que yo pudiera aportar más al equipo si me daban oportunidades. Esa confianza de la gente en mí me servía de gasolina para intentar darle la vuelta a mi momento en el equipo.

Adrián González, en un partido con el Fuenlabrada ante el Cartagena. LALIGA

La pena es que no ha podido disfrutar apenas de La Romareda vibrando y llena.

La veía de pequeño, mi padre (Míchel) me habló de ella muchas veces y yo he jugado en momentos en que el Zaragoza se jugaba la salvación y estando en el equipo rival… La he sufrido como visitante y he podido disfrutar un poquito como local.

¿Fuenlabrada es estación terminal para su carrera?

Es una buena pregunta que no sé contestar. Me gustaría que durara, porque eso significaría que en lo deportivo fue bien este final de temporada. Estoy contento, a gusto, y tengo la posibilidad de competir al máximo nivel. Me lo tomo con la misma ambición que si tuviera 19 años y buscara abrirme paso en el fútbol profesional.