José Gil Lecha, presidente del Real Zaragoza de 1977 a 1978, ha muerto esta madrugada a los 88 años. Industrial zaragozano del automóvil, gran zaragocista, conoció y mantuvo relación de amistad con futbolistas mucho antes de entrar en la junta directiva, primero para ser vicepresidente con José Ángel Zalba, y después para asumir la presidencia por un solo año y con un objetivo único: devolver al equipo a Primera División. Lo consiguió con Arsenio Iglesias en el banquillo, una profunda remodelación de la plantilla y un juego práctico y efectivo. Una vez lograda la meta, Gil Lecha dejó el club.

Tras consumar el descenso en 1977, poniendo fin así de manera abrupta a la época de los Zaraguayos, José Ángel Zalba presentó su dimisión irrevocable y quedó como presidente interino José Descartín. En la asamblea del 10 de agosto José Gil Lecha, socio desde 1964, obtuvo la mayoría de los votos, imponiéndose a Eduardo Lahiguera y Juan José Pérez Millán, para convertirse en el decimoquinto presidente de la historia del club.

La situación económica era precaria, con una deuda de 154 millones de pesetas, y el nuevo presidente tuvo que avalar personalmente 28 millones nada más llegar. Armando Sisqués, que le sustituiría en el cargo, avaló otros 25 millones. Las dificultades económicas no mejoraron y el club tuvo que echar mano de los avales de Sisqués para hacer frente a los pagos, lo que provocó el enfrentamiento con Gil Lecha y la promesa, en diciembre, de que abandonaría el cargo una vez logrado el ascenso.

Aunque el entrenador ya estaba contratado, y también futbolistas como Pichi Alonso, Gil Lecha tuvo que acabar traspasando a Jordao, que se presentó tarde a la pretemporada y luego siempre decía estar lesionado, y llegar a un acuerdo de renovación con García Castany, al que el club llegó a declarar en rebeldía. Pese a todas las dificultades, el equipo acabó ascendiendo de nuevo a Primera División y José Gil Lecha, con el deber cumplido, dejó la presidencia del club.