Solo medio año después de colgar las botas en el Mallorca Pep Lluís Martí ya se sentó en un banquillo profesional, en el Heliodoro y en un Tenerife que estaba en descenso con Raúl Agné en noviembre de 2015 y en el que la referencia era un joven Nano Mesa en su temporada de eclosión. El dato sirve para dejar claro el carácter y el espíritu de este fino centrocampista (Palma de Mallorca, 28-4-1975) que estuvo casi 20 temporadas al máximo nivel, entre 1996 y 2015, y que ahora ha tomado las riendas del Sporting para intentar enderezar el rumbo de un equipo asturiano preso de la irregularidad con David Gallego.

Martí estuvo varias veces en la agenda de Lalo Arantegui como posibilidad para el banquillo del Real Zaragoza, aunque solo en una ocasión estuvo cerca de verdad, después de la destitución de Imanol Idiakez en octubre de 2018. El entonces director deportivo zaragocista se decidió por Lucas Alcaraz por su mayor experiencia y el fracaso fue sonoro, mientras que cuando el granadino hizo las maletas la apuesta en el Zaragoza fue Víctor Fernández, que logró la salvación aquel curso.

A Martí le avalaba entonces un buen trabajo en el Tenerife, al que tomó bloqueado y salvó el primer año para en la 16-17 rozar el ascenso en la promoción al caer en la final ante el Getafe. Aún disputó 25 jornadas de una tercera temporada como técnico chicharrero y, tras no consolidarse la opción del Zaragoza y de otras, su apuesta en esa 18-19 fue el Deportivo para sustituir a Natxo González y llevarlo a la promoción, donde su Mallorca le quitó el sueño en la final de llegar a Primera tras haber dejado antes en la cuneta al Málaga. 

Su discurso

Getafe y Leganés, donde dirigió a Sabin Merino, han sido las dos últimas y grises estaciones de Martí, un tipo educado y con capacidad de liderazgo que quiere un Sporting más agresivo y vertical y que reforzará la medular pasando a un esquema 4-3-3. Su discurso ha estado plagado de humildad, retirando la palabra 'playoff' que David Gallego había hecho habitual y su labor se ha centrado en aumentar la confianza de los pesos pesados de ese vestuario, Babin, Marc Valiente, Fran Villalba o Pedro, con los que ha tenido largas charlas en los días posteriores a su llegada el pasado martes.

El Sporting necesitaba el revulsivo de este amante de la NBA que tiene a Juanma Lillo, extécnico zaragocista, como uno de sus entrenadores de cabecera

El Sporting, noveno límite salarial con 9,7 millones y con uno de los mejores delanteros de la categoría, Djuka, si bien su versión este curso es mucho más discreta, ha dicho adiós a casi todas sus opciones de ascenso, pero necesitaba el revulsivo de este amante de la NBA que tiene a Juanma Lillo, extécnico zaragocista, como uno de sus entrenadores de cabecera.

Ya hacía semanas que inició los contactos y fue el único candidato cuando el Sporting le entregó la carta de despido a Gallego. Martí, futbolista que arrancó y colgó las botas en el Mallorca y que se hizo grande con títulos en el Sevilla, además de pasar por el Tenerife y la Real Sociedad, busca en El Molinón relanzar su carrera en los banquillos, que ha perdido brillo tras unos inicios muy prometedores en sus dos primeros destinos como técnico. 

El ucraniano Kravets, a disposición del técnico

Kravets finalmente sí entrenó este sábado con el Sporting y estará a disposición de Martí para el partido después de que el lateral ucraniano no se ejercitara el viernes afectado por la invasión de su país por Rusia. Con todo, apunta a ser suplente y Pablo García, el titular. Eric Ramírez, que tiene a su mujer en Kiev para dar a luz, también está citado para un partido donde una de las dudas está en el en el extremo izquierdo, puesto al que optan Puma Rodríguez y Jony, aunque parece favorito el primero. Fran Villalba retrasará su puesto en el 4-3-3 y Guille Rosas, Berto y Calavera son baja.