El dinero, los 16 millones, que el grupo inversor que encabeza Jorge Mas junto con su hermano José y otros inversores (James Carpenter, Jim Miller y Mark Affolter) ha destinado para hacerse con el Real Zaragoza ya ha pasado todos los trámites del blanqueo de capitales y se encuentra en España, en un banco español y en un depósito finalista, para llevar a cabo una operación en la que todavía no se ha pedido autorización al Consejo Superior de Deportes, otro de los trámites que restarían. Jorge Mas es propietario junto a David Beckham del Inter de Miami de la MLS.

Se trata, pues, del paso definitivo para la firma de una compraventa a la que ya solo le restan los acuerdos transitorios de gestión, los trámites del traspaso de poderes y otros detalles, además de la condición suspensiva en caso de descenso a Primera RFEF, algo ya más que improbable con 12 puntos de ventaja con el descenso. Lo normal es que la próxima semana se rubrique un preacuerdo en función de la permanencia y que cuando la salvación ya sea matemática se haga un desembarco que supondrá un amplio cambio en la entidad, en su Consejo de Administración y con un nuevo presidente, pero también en el día a día del club, en sus ejecutivos, donde la figura de Raúl Sanllehí, tal y como desveló en su día este diario, será la clave, un director general ejecutivo que llevará a cabo una amplia reforma de la entidad.

Sanllehí quiere esperar a su desembarco para tomar las decisiones sobre el terreno y no descarta la continuidad de algún ejecutivo, pero lo normal es que haya cambios, empezando por la dirección deportiva y también en otras áreas de la SAD, si bien los informes que tiene de los responsables de la cantera son muy buenos. Así, es más que factible que Miguel Torrecilla, que acaba su vínculo en junio, no siga, pero esa decisión no está tomada.

Los pasos a seguir

Jorge y José Mas estuvieron la semana pasada en España, en Madrid, pero no viajaron a Zaragoza. Los bufetes de abogados de ambas partes, Cuatrecasas en el caso del Zaragoza, están ya ultimando toda la documentación para la firma y lo normal es que la solicitud de autorización de compra al CSD se haga cuando llegue el desembarco total, una vez sellada la permanencia matemática. El CSD tiene que confirmar la adquisición de acciones, cumpliendo con la obligación establecida en la Ley del Deporte, ya que el número de acciones objeto de la compraventa va a ser igual o superior al 25% del capital social de la SAD. Ese paso sí lo hizo ya Spain Football Capital el pasado julio, aunque al final no acreditó las garantías bancarias para hacerse con el Real Zaragoza. 

En ese primer desembolso de 16 millones una parte irá destinado a la compra del club y otra a inyectar capital a la SAD. La oferta incluye para la familia Alierta, que posee el 50,56% del capital social, que es de 6,3 millones, el pago de sus acciones, casi 3,2 millones, la cuantía del préstamo participativo convertible en acciones, unos 3,8, y la prima por ser el accionista mayoritario para que la cifra global en ese caso se acerque a casi los 8.

La oferta

Mientras, el grupo inversor ofrece a los accionistas principales no mayoritarios, Carlos Iribarren, Juan Forcén y la familia Yarza, todos con un 13,46%, medio millón de euros, que fue lo que pusieron en la ampliación de capital para alcanzar los 4,5 millones en marzo de 2015. Ese 13,46% del capital suponen unos 850.000 euros, y la diferencia entre esa cantidad y la oferta americana para ellos, unos 350.000 euros, bien podría ser el porcentaje de acciones que mantendrían Yarza y Forcén en la SAD, en torno al 5,5%. Sin embargo, desde el entorno de Yarza esto se niega y se asegura su salida, no solo del consejo sino también de la propiedad.

Después, Alierta capitalizó parte de ese préstamo antes mencionado por 1,8 millones en 2019 para llegar a los 6,3 de la actualidad. Si Yarza y Forcén no venden y al hacerlo la familia Alierta e Iribarren, el grupo inversor pasaría a controlar casi el 64’02% del capital. Si venden todos, se va al 91%. Los avales que tiene la Fundación Zaragoza 2032, casi 11 millones en dos préstamos de CaixaBank, uno por algo menos de ocho y otro por tres, este último avalado solo por Alierta, los asume también el grupo inversor. La diferencia entre lo que cueste el desembarco, que puede ser desde 8 a 9,5 millones si al final venden todos los accionistas hasta los 16 iría destinada a las arcas del club para solucionar los pagos más inmediatos y preparar la próxima temporada.

La intención del grupo inversor es realizar una ampliación de capital que dejaría con un porcentaje menor todavía a Yarza y Forcén en el caso de que estos al final se mantuvieran en el capital social. Con esa ampliación y la primera aportación la idea es refinanciar la deuda y hacer al club más sostenible en el día a día, además de elevar el límite salarial, ahora de los más bajos de Segunda.