Solo dos meses le han bastado a Eugeni Valderrama para tener más que claro que en el Real Zaragoza ha encontrado su sitio, el lugar donde recuperar su mejor versión, la que dio en el Albacete en la 18-19, la que sabe que puede repetir y hasta mejorar si se siente importante y protagonista. El martes lo reconoció que en el Zaragoza se sentía así. Lo dicen los números, los siete partidos consecutivos de titular que JIM le ha dado, todos desde que no jugara en Ibiza al acabar de aterrizar, para ir a más en el apartado físico y tomar galones, pero lo reafirman más las sensaciones que tiene el futbolista, ese talento innegable que le lleva a buscar una rabona en el área ante el Fuenlabrada cuando a otros se les apagan las luces.

En Eugeni habita una personalidad introvertida, pero con carácter y capacidad de ser referencia en un vestuario plagado de juventud y en el que el medio tarraconense ya siente que está aportando ejemplo y veteranía a sus 27 años. Si Eugeni se siente protagonista e importante, su fútbol fluye. Así le hizo sentir Ramis en el Albacete y dio ocho goles y cuatro asistencias en un equipo que alcanzó el 'playoff' y donde el centrocampista ya se quedó con el papel de ídolo de esa grada antes de regresar al Huesca. El centrocampista ya se ve cerca de ese nivel futbolístico. Y se siente querido y protagonista, sabiendo bien dónde está y la exigencia que requiere el Zaragoza.

La confianza de JIM

JIM, que le tiene fe ciega, le ha dado libertad de movimientos en ataque, para recibir entre líneas y exigiéndole que sea vertical, que le dé al equipo ese último pase tan decisivo, además del balón parado, una faceta en la que el Zaragoza ha mejorado de manera sustancial con su llegada. Eugeni, además, siente que el estilo del técnico alicantino le encaja como anillo al dedo y se ve importante dentro del vestuario, otro factor clave que siempre han señalado sus entrenadores como básico para que saque su fútbol.

Criado en la cantera del Barcelona, de la generación de Deulofeu, Eugeni empezó de verdad a mostrar su buen nivel en el Badalona, aunque el salto lo dio con Curro Torres en el Mestalla. Allí le discutía y a veces hasta le ganaba el puesto a Carlos Soler. No es poca cosa. Lo fichó el Huesca, se salió en Albacete y de regreso a El Alcoraz fue de más a menos, saliendo con un mal sabor de boca tras una temporada en la élite sin oportunidades. 

No se lo quitó en Arouca en la élite lusa. Allí empezó a buen nivel y siendo importante, pero una lesión en el pie y el covid le hicieron perder el paso ante el técnico Armando Evangelista, que no le devolvió el rol que le dio a principio de curso para que Eugeni solo viera la salida como opción. No se lo pensó al recibir la llamada del Zaragoza en un fichaje de bajo coste salarial, que despertó recelos por el bajón de nivel en los últimos tiempos y de los que él fue consciente, hasta 2024 y en el que el futbolista solo vio el apartado deportivo, el proyecto. Ahora, siente que encontró su lugar para que su fútbol vuelva a brillar como en el Carlos Belmonte. O más. Y para cumplir su contrato y devolver al Zaragoza en ese tiempo a Primera.