Empeñarse en que Iván Azón no debe ser titular porque aporta más desde el banquillo es tan injusto como inmerecido para un chaval de 19 años que no levanta la voz ni pone malas caras. Otro en su lugar ya habría dejado claro su mayúsculo enfado o, al menos, habría pedido explicaciones al entrenador. Iván, sin embargo, es un chico de casa que aguanta lo que le echen y que se deja la vida por el escudo que adora desde pequeño. Quizá por eso, por bueno, nunca es titular a pesar de que ya es el máximo goleador del equipo junto a un compañero cuya participación y salario multiplican por diez el del canterano, ayer, de nuevo salvador de un Real Zaragoza mediocre, obtuso y erráticamente dirigido desde el banquillo.

El Amorebieta creció conforme se reducía un Zaragoza sin aire en la medular y mal gestionado

Azón salvó a su Zaragoza de una derrota segura que se había ganado a pulso porque su segunda parte, como en Cartagena, fue un desastre y porque su entrenador se negó a refrescar la medular con un chico del filial a pesar de que el partido y el equipo lo pedían a gritos. El Zaragoza se fue cayendo mientras el Amorebieta crecía, pero Azón, el de siempre, evitó una derrota que habría puesto el punto final al cuento. El valor del empate, en todo caso, es escaso. O no. Depende de hacia dónde destine cada uno las cuentas.

El Zaragoza encaró bien el duelo. Intenso en la presión alta y dinámico con el balón, el equipo aragonés insistía en la búsqueda de los costados como el camino más recto hacia el peligro ante un Amorebieta que, con tres centrales, acumulaba efectivos en el medio. 

Un gran Borja

El gran protagonista del primer periodo fue Borja Sainz, que, en su vuelta a la titularidad tras cinco partidos fuera del once, derrochó entusiasmo desde la banda derecha del ataque zaragocista. De allí partieron los intentos más peligrosos en forma de centros envenenados que ni Álvaro ni sobre todo Sabin Merino acertaron a convertir en gol. El ilicitano fue el primero en intentarlo, pero su cabezazo se fue manso a las manos de Santamaría, que ya había probado los guantes para detener una falta directa botada por Eugeni Valderrama.

El ímpetu local, sin embargo, se fue apagando con el paso de los minutos. El Amorebieta subió la línea de presión e incomodó a un Zaragoza que tragó saliva cuando Nolaskoain, solo, mandó el balón a las nubes tras un mal despeje de Chavarría.

Pero Borja era la luz en el apagón. El vasco daba la noche a Seguín a base de carreras, regates y mucha profundidad al servicio de un Zaragoza al que servía de desahogo. Dos centros medidos a Sabin Merino no acabaron en gol por centímetros poco después de que el propio extremo, esta vez desde la izquierda, buscara el gol con un disparo lejano que no se marchó por demasiado. 

Pero la ocasión más clara de toda la primera parte fue para el Amorebieta. Un grave error, de nuevo con el pie, de Cristian dejó el balón en la bota derecha de Guruzeta, que, sorprendido por el presente, tiró a puerta en lugar de acercarse hacia una portería desguarnecida. Su disparo se marchó desviado para respiro colectivo de una Romareda que no gana para sustos.

El Zaragoza trató de encarar la segunda mitad como el inicio de la primera, pero el empuje le duró aún menos. Cinco minutos si acaso. Al tercero de la reanudación, otra buena jugada de Borja y su apertura a Chavarría derivaba en un centro del catalán que el extremo remató al poste derecho de un Santamaría cuyas plegarias fueron escuchadas. 

Pero hasta ahí duró un Zaragoza al que las numerosas bajas en el centro del campo fueron dejando sin el oxígeno que su entrenador renunció a aportar desde el banquillo. Apostó JIM, sin embargo, por sustituir a Borja, el mejor del partido, se supone que para evitar problemas con las fichas del filial debido a la entrada de Puche y Azón a pesar de que la normativa permite hasta cuatro a la vez y el riesgo se intuye con tres. 

Sin Borja y con una medular asfixiada, el Amorebieta ganó terreno a base de empuje, juego directo y balón parado, su herramienta favorita. Así llegó el tanto de Óscar Gil al cabecear de forma inapelable un saque de esquina. Para entonces, Eugeni, uno de los asfixiados, ya no estaba en el campo. Su sustituto no fue ni Isaiah ni Vaquero, las opciones más lógicas para aportar aire fresco a Zapater y Vada, que llevaban tiempo con la bombona a cuestas. El elegido fue Nieto para formar un doble lateral con Chavarría y acentuar más el caos en un Zaragoza al que solo le quedaba la heroica para mantenerse en pie. Y el héroe de este equipo tiene 19 años, se llama Iván y lo hace tan bien que nunca es titular. 

R. Zaragoza: Cristian Alvarez; Fran Gámez, Lluís López, Jair, Chavarría (Nano Mesa, m.87); Vada, Zapater, Eugeni (Nieto, m.75); Borja Sáinz (Puche, m.65), Alvaro Giménez y Sabin Merino (Iván Azón, m.65).

Amorebieta: Santamaría; Aldalur (Markel Lozano, m.75), Oscar Gil, Nolaskoain, Irazábal, Seguin; Olaetxea (Luengo, m.82), San José, Iker Bilbao (Alvaro Peña, m.63); Guruzeta (Ozkoidi, m.82) y Moreno (Obi, m.63).

Goles: 0-1. M.78. Oscar Gil; 1-1. M.97. Iván Azón.

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Arbitro: Avalos Barrera (Comité Catalán). Amonestó al local Vada y a los visitantes Seguin, Oscar Gil, Nolaskoain, Obi e Irazábal.

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 33 disputado en el estadio La Romareda de Zaragoza ante unos 15.000 espectadores