El Real Zaragoza confirmó ante el Amorebieta que la reacción con cuatro victorias seguidas que se truncó en Cartagena fue un espejismo y que su trayectoria vuelve a ser tan errática como en la mayoría de esta temporada con demasiadas cosas para olvidar. Ese despegue zaragocista se fundamentó en una medular con más energía que en ningún momento del curso, con las piernas y la clase de Francho, con el despliegue y la capacidad posicional de Jaume Grau, autor además de dos goles, y con Eugeni aprovechando el trabajo de ambos. El corazón del valenciano y el isquiotibial del canterano le jugaron una mala pasada a este Zaragoza, que también ha sufrido la ausencia de un Bermejo que cotizaba al alza tras un enero en la puerta de salida.

Por ahí, por esas tres ausencias que tanto está notando Eugeni, casi desaparecido ante el Amorebieta, donde tampoco pudo jugar Petrovic, está una de las explicaciones más claras, casi cristalina, de la caída zaragocista para decir adiós a cualquier ilusión de la promoción que aquel pleno al 12 permitió vislumbrar. JIM puso ante el 'Amore' lo que tenía, a Zapater, a Vada y al propio Eugeni y el experimento como era de esperar no funcionó. La medular solo sostuvo al equipo en los tramos iniciales de ambos periodos, pero después estuvo repleta de carencias y con una clara falta de oxígeno.

Era vital la frescura en la medular en la segunda parte y JIM no apostó por Vaquero o Isaiah

JIM, en todo caso, no contempló la posibilidad de buscar frescura en el filial, en Isaiah y Vaquero, convocados solo para ver el partido en el banquillo, y el Zaragoza se hizo más endeble con el paso de los minutos, con Zapater incapaz de tapar todas las vías de agua y con una clara falta de fuelle mientras Vada hacía demasiado la guerra por su cuenta y no aportaba las soluciones esperadas. Eugeni, al que la gasolina física le dura una hora como mucho, aunque menos si no tiene el despliegue de dos buenos escuderos en el medio, se fue de puntillas del partido y JIM solo recurrió al doble lateral con Nieto y Chavarría y dejando a 'Zapa' y a Vada en la zona ancha hasta el final del pleito.

Cambios en enero

La medular fue centro de operaciones en enero. Se fueron Ros, Adrián, Eguaras y James y llegaron Jaume Grau y Valderrama. Con menos jugadores en el medio el Zaragoza daba la sensación de tener más recursos. Y se confirmó en el césped, con esos dos aciertos en los refuerzos en esa zona, porque ya se sabe que Torrecilla no tiene demasiado tino con los delanteros. Tampoco lo tuvo con Sabin Merino, hasta 2025 en su vínculo. Al menos, de momento.

La sala de máquinas era otra y el Zaragoza lo notó para mejor. Francho se lesionó antes del duelo ante el Fuenlabrada, que el Zaragoza sacó con las taquicardias de Grau que le supusieron pasar por el quirófano. Los dos no han estado ni ante el Cartagena ni frente al Amorebieta. Igual que Bermejo. Y el Zaragoza los echa de menos. Mucho, además. Grau, en el mejor de los casos, estará en los últimos partidos y Francho quizá pueda regresar ya ante el Tenerife, lo que sería una excelente noticia, lo mismo que la recuperación de Bermejo y también que vuelva Petrovic, aunque el serbio es mucho más guadianesco en su aportación.

Sin el despliegue de Grau y las piernas de Francho la versión de Eugeni también se ha reducido mucho

Pero, en el camino, el Zaragoza ha dilapidado ya cualquier esperanza en la promoción, ahora a ocho puntos aunque con toda la jornada por jugarse y nueve citas en el camino después. Las ha mandado al limbo con una derrota en Cartagena y un empate sobre la bocina ante un Amorebieta en descenso y casi desahuciado. Está claro que el medio ha sido el centro del problema para JIM y no ha hallado solución.